miércoles, 28 de julio de 2010

Ole, ole y ole

En mi opinión la llamada fiesta nacional es un espectáculo en el que unos centenares de personas se dedican a contemplar como linchan a un animal hasta matarlo. Un día me contaron que eso tenía la categoría de arte. Yo voté para su prohibición ya que desde pequeño me ha parecido grotesco; mi postura es contraria a que sea un espectáculo el asesinar a un animal que además se encuentra en inferioridad de condiciones. Reconozco que le han hecho un flaco favor a todos los que directa o indirectamente se ganaban la vida con los toros de lidia. No quiero pasar por alto la calidad de vida de la que gozan esos animales en las dehesas. Pero esos argumentos no hacen ni harán cambiar mi posicionamiento.


Quiero dejar constancia que desde un buen principio hubo un interés mal intencionado en querer hacer creer que el motivo real de la propuesta era un ataque a las costumbres del pueblo español. Ese interés fue, ha sido y será el caballo de batalla de todos los que no quisieron, quieren ni querrán entender que los tiempos cambian y que no se puede seguir haciendo lo mismo que antaño. Desde mi punto de vista nada distaba más de la realidad y me dolía, me duele y me dolerá que se meta en un mismo saco la defensa de los derechos de los animales con el hecho de querer terminar con una tradición tan castiza. Son dos hechos muy diferentes y la persona que no lo quiera entender tiene un grave problema.


En esa línea iba el melodramático programa de ayer de Veo7 "La vuelta al mundo". Fue un ejercicio de aguante el visionarlo (ese solo programa da para hacer un refrito del estilo "APM" de por lo menos una hora). Cada intervención de los contertulios era más alucinante que la anterior.

Para empezar y para no perder esa costumbre tan suya de cargar contra el de siempre, el tema central era Catalunya. Entre que hoy se tenía que debatir si terminar o no con el espectáculo artístico de dar muerte a un animal y el asunto de las veguerías, los contertulios dieron muestras de su capacidad intelectual y de su pensamiento único. Se llegó a unos puntos de esquizofrenia tales que se comparó la muerte de un toro con el aborto. Y no era uno de esos mensajes que escribe un ciudadano normal y corriente, no, la aberración fue dicha por uno de los colaboradores. No tuve la agudeza de tomar nota de los nombres, lo que habría estado muy bien a la hora de asignar quién dijo qué.

Hubo uno, solo ante el peligro, al que no se le dejaba prácticamente hablar. Cuando tomaba la palabra recibía tantos ataques que se aturullaba y que como excepcional voz discordante tenía que interrumpir a los demás, con lo cual el tipo quedaba un poco como el culo. Era el único que allí contaba la verdad para que los telespectadores pudieran informarse, rescatando del olvido por ejemplo que en Canarias llevan desde el 1991 sin corridas de toros y que eso no causó tanto revuelo ni tanto impacto mediático y crítico, menos hacia un pueblo en concreto. En cambio los demás no hacían más que manipular y llevar la discusión al terreno político, olvidando intencionadamente o por desconocimiento que la prohibición de las corridas de toros fue una iniciativa popular a partir de unas 200.000 firmas que se presentaron en el Parlament, casi veinte años después que el gobierno canario fuera contrario a las matanzas.


Al mediodía de hoy la decisión estaba tomada. Con 68 votos a favor (los necesarios para declarar la independencia) el Parlament ha aprobado la ILP que garantiza que en el 2012 no va a haber más corridas de toros. Alegría de unos y lamento de otros. Me cuesta entender como tira hacia delante una ILP con 200.000 firmas y no lo hace una que ha sacado a más de un millón de personas a la calle, pero esto es otra historia.


Los que lloran lo hacen por varios motivos, pero con un micro delante la mayoría opta por reafirmar que lo que hoy se ha conseguido es que Catalunya rompa una tradición española, con lo que yo me pregunto si es que no han entendido nada o soy yo el que está equivocado.

Los defensores de los derechos de los animales mostraban su cara más alegre, exponiendo las razones que les han llevado a recoger 200000 firmas para impedir que sigan muriendo animales en un ruedo. Quiero creer que fue esa y no otra la razón que movilizó a los integrantes de la plataforma PROU a presentar la Iniciativa Popular, aunque no sé si esperaban que tendría este revuelo.


Hay voces que se levantan proclamando que los amantes de los toros son personas pacíficas, mientras los anti-taurinos se han dedicado a lanzarles improperios o tirarles globos llenos de sangre. Estas voces no se han parado a pensar en lo que sucede cuando el astado, acribillado, mareado y herido en un combate desigual, percibe como todo su alrededor chilla poseído acabar con su vida.


Se puede entrar a discutir el aspecto de la prohibición, ya que ultimamente parece que prohibir está a la orden del día. ¿Por qué se han prohibido las corridas de toros y no se impide que se prenda fuego a los cuernos del bravo animal? Ahí radica según mi parecer uno de los interesantes debates sobre la cuestión.


Oportunidad de oro para hacer propaganda contra el pueblo catalán de nuevo. Rajoy se suma al carro de otros muchos que considera como privación de libertad que se prohíban las corridas de toros y va a remover cielo y tierra para que todos los ciudadanos gozen del derecho de asistir al asesinato de un animal, defendiendo una tradición que remontan mucho más atrás de lo que en realidad es su fecha de inicio.


Solo echaré de menos una cosa, aunque parezca grotesco, y era el esperar que el toro bravo arremetiera y venciera a su oponente. Si realmente se clasifica como un combate yo siempre me ponía de parte del perdedor.

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