lunes, 12 de julio de 2010

10-J La manifestación

Tras un fin de semana como hacía tiempo que no vivía, la llegada a casa ha sido especial, pues no había nadie esperando. El silencio que he roto al poner la radio, deshacer la mochila, encender el ordenador y querer leer y escuchar las distintas informaciones y las dispares opiniones que dependiendo del medio (y los medios eran muchos, nacionales y extranjeros) eran de un color o de otro, todo ello en la soledad del piso. Y como la soledad se va a prolongar un rato mas, después de lavar los platos he decidido ponerme dedos al teclado y escribir un poco, que ademas últimamente me están animando a hacerlo y uno se cree que lo hace lo suficientemente bien como para seguir y no tirar la toalla y soñar, ¿por qué no? en cobrar algún día por hacer esto que me gusta.

Como ya escribí en el artículo anterior, este sábado no quise ir a la manifestación, si partimos de la base del querer es poder, frase que mi abuelo repetía a menudo. No fue por falta de ganas. Físicamente no estaba, pero si que lo estaba en alma y sentimiento.
La verdad es que un servidor ya no sabe si indignarse, reír, llorar o pasar de todo y a otra cosa mariposa. Explicome: me hubiera gustado mucho formar parte de esas 56.000 personas que la empresa Lynce contó que se habían reunido entre el teórico punto de inicio, situado en el cruce de Passeig de Gràcia con Diagonal y el punto final, sito en la Plaça Tetuan. Parece ser que en Lynce tienen una fijación con ese número pues en el 2009, con motivo de una manifestación en contra del aborto (cuya asistencia los convocantes cifraban en unos dos millones de personas) ya se dio esta cantidad. La verdad, yo a esta empresa no le confío un estudio ni de coña, pero parece que a la agencia EFE la diferencia de personal no le importa, llevan nueve manifestaciones encargando estudios. Los comentarios sobre la manipulación de la prensa añadidos a la noticia no tienen desperdicio.
A las siete y poco pude ver imágenes en directo y la escena era impresionante; dos kilómetros convertidos en una marea humana. Creo que el termino es de lo más acertado para definir el movimiento inmóvil que las cámaras situadas en distintos puntos del recorrido retransmitían.
Al ver “la magnitud de la tragedia” calculé que en ese espacio habría millón y medio de personas (ni una más ni una menos...jajaja, nooo, es broma) y estoy contento de no haberme equivocado. Tengo testigos, eh. Además me informaron que a la altura de la Plaça Francesc Macià, la gente avanzaba lentamente en dirección al punto de encuentro que la organización había anunciado.
Independientemente del baile de cifras, común en todo evento de este calado, esperpéntico en el caso que nos ocupa, intento hacer memoria y no recuerdo frase alguna de la insulsa clase política que gobierna este pequeño país digna de mención. Si que me pareció genial sin embargo la frase de Lluís Llach cuando le pusieron el micro delante y soltó, en catalán: -Estoy hasta los cojones de que letras que hice hace treinta años todavía sigan vigentes.
Claro que sí. Comparto ese sentimiento y creo no equivocarme afirmando que la mayoría de gente que estaba allí y muchos de los que no estábamos, estamos hasta los cojones, y para no discriminar hasta los ovarios, de toda esta parafernalia, de toda esta tomadura de pelo y de esta losa pesada y cansina que es nuestra clase política y la privadora de libertades que es y se llama España. Es tal la hartura del pueblo catalán, de la nación catalana ¡con validez jurídica! que el clamor del sábado tiene que desembocar en algo mucho mejor que una mierda de Estatut. Tengo fe, mucha fe y así lo comuniqué a mis amigos. Es como ver la luz al final del túnel. Y hay tanta que deslumbra.

Hace días acudí a una conferencia donde conocí las actividades del Centre Català de Negocis y les debo dos disculpas, una porque no escribí sobre ellos en su momento y otra porque tampoco me voy a extender demasiado con ellos ahora, solo lo justo y necesario. Dos ideas me quedaron grabadas en aquella hora y media que duró el acto, de importancia par. La primera es que ellos decían y yo comparto, que hace unos años el movimiento catalanista e independentista eramos generalmente gente joven que gritaba a los cuatro vientos que España nos oprimía, que esos del país de al lado nos robaban y recordábamos cada dos por tres lo mal que lo habían pasado nuestros padres en la dictadura. Escuchábamos y cantábamos rock “català” de grupos con letras incendiaras como Obrint Pas, flipábamos con la movida que se podía vivir en el (desaparecido y reconvertido en supermercado paquistaní) Foc i Fum de Barcelona o en los bares del Carmen, en Valencia. Todo ello sin tener, por lo menos yo, el pleno conocimiento de las cosas que defendíamos, cosa que suele pasar cuando eres joven y te llenan la cabeza con una sola idea. No me avergüenza reconocer que en parte hice el servicio militar para tener un mayor conocimiento de las armas y del funcionamiento del ejército, convencido que si algún día se tenía que luchar y dar la vida por Catalunya, lo haría y lo mejor sería que ellos me habrían enseñado como hacerlo.
Aparte de no creer en la violencia para la resolución de los conflictos (quizás con la única excepción de cortar la lengua y las manos a toda esa mediática crápula cavernosa que solo sabe meter cizaña amparándose en la libertad de expresión) en la actualidad, ese movimiento mayoritariamente juvenil sigue existiendo pero, y esto es a lo que se refería el CCN, se le ha añadido una parte fundamental en cualquier sociedad que son los empresarios y unos cuantos de ellos estaban dando esa charla. El movimiento independentista ya no es tanto algo marginal entre comillas, sino que hay un apoyo mucho más serio detrás. Un apoyo que da fuerzas y esperanzas.
La segunda idea fue la propuesta de que los partidos políticos incluyan en sus programas electorales lo que ellos denominan Declaració d'Estat per Catalunya que reza así: si la suma de la representación parlamentaria de los partidos que incluyan en su programa electoral la Declaració d'Estat per Catalunya, es igual o superior a los 68 diputados, promoveremos al Parlament de Cataluya dentro de la siguiente legislatura, la declaración unilateral de la independencia, ¡pim pam tu! Escribí hace poco en el muro de facebook que yo votaría a cualquier partido que incluya esto en su programa. Luego ya veremos, pero considero que esto es lo suficientemente importante como para apoyar la iniciativa. Eso sí, dejo constancia de que si esta promesa electoral se incumple me encadeno delante del Parlament y me declaro en huelga de hambre. Yo también estoy hasta los cojones y más arriba.
En mi opinión es extremadamente necesaria la unidad de los que estamos a favor de la independencia para que nuestro anhelo se cumpla. En demasiadas ocasiones se nos ha logrado dividir y fragmentar y la culpa es nuestra por permitirlo. No sigamos tropezando con la misma piedra tantas veces, usemos el “seny”.

No acostumbro a ello, pero la naturaleza de las noticias obliga y mañana voy a escribir sobre el Mundial de ese deporte, opio del pueblo, en el que una veintena de tíos va detrás de un balón y que la selección española ha ganado este domingo. No adelanto mi parecer, que os quiero dejar en ascuas.



3 comentarios:

  1. Hola Kevin buenisimo tu comentario,pero yo me pregunto;de todos los que fueron a la manifestacion todos saben lo que piden,mi padre fue un sindicalista nato yo con pocos años ibamos a via layetana a manifestaciones pidiendo la llibertat d'expresio,y mi hija por ejemplo pide independetisma y no se quantas cosa mas y le preguntas porque y no saben contestarte no da que pensar eso,realmente cuantos somos lo que sabemos lo que se pide

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  2. Hola Puigcerdà. En primer lugar gracias por participar y por tus halagos. Realmente da que pensar y mucho, me he pasado unos minutos delante de la pantalla sin saber que contestar y espero que esta respuesta esté a la altura.
    Creo que la gran mayoría de la gente que estaba en esa manifestación sabía lo que pedía, porque pedía lo que quería y sentía.
    Para mí es fundamental tener información desde varios puntos de vista, no solamente leer un determinado periódico o escuchar siempre la misma emisora de radio. Yo personalmente miro las webs de La Vanguardia, de Rac1, de El País, Cadena Ser, Onda Cero, Libertad Digital, ABC, La Razón, Intereconomía y alguna que otra como el Washington Post. Esto me permite tener una visión más amplia, viendo como lo enfocan unos y otros. Luego, con la base de mi discernimiento y creencias, me decido por una opción u otra, descubriendo que cuantos mas conocimientos se tienen mas se descubre lo poco que se sabe.

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  3. Hola Kevin: Es cierto que el artículo está muy bien. Lo he elegido porque siempre me ha encantado Lluis Llach, creo que tiene las mejores letras de la música ¿española?. He ido a tres conciertos suyos (en Madrid) en distintas etapas y me han gustado mucho.

    Sobre el fondo de lo que escribes, lo que pasa es que en Madrid no entendemos bien (quizás falta alguien que lo explique "sin acritud") por qué os sentís tan oprimidos si es cierto que la mayoría de las competencias están transferidas. Muchos de nosotros sufrimos desde ahce muchos muchos años el gobierno del PP en nuestra comunidad y sufrimos el que se hayan transferido cosas como la sanidad, que aqui funciona fatal, por no hablar del desprecio a la cultura que tiene este partido.

    Yo creo sinceramente que hay mucha gente a las que nos parece perfecto que los catalanes queráis la independencia y no tenemos el más mínimo problema por ello. Pero sí es cierto que hay muchas manifestaciones anti-catalanas, pero también las hay anti-españolas en cataluña y aunque os cueste entenderlo, la cultura española (castellana, o como queráis) es nuestra cultura, la única que tenemos y también nos duele cuando la atacan. Ceo que el camino para que todos seamos felices y llegar a una sociedad madura pasa por el respeto por ttodos los puntos de vista.

    Yo llevo veintiséis años (de 45) viviendo en Madrid y he visto una evolución clara en la sociedad. Conozco montones de catalanes que han vivido aqui y han sido super felices y se han sentido de lo más integrados. Creo que es verdad que han crecido los sentimientos anti-nacionalistas en los últimos años (el nacionalismo español) en parte como reacción: El nacionalismo extremo provoca como reacción nacionalismo extremo.

    Asi que al final, los que "sufrimos" toda esta tendencia somos los no nacionalistas, a los que siempre nos tratan de meter en alguno de los "bandos". Estoy harta de que cuando me declaro no nacionalista, me empiecen a insultar llamandome "facha" o "nacionalista española" y en eso pienso que deberíais ser auto críticos y aceptar las discrepancias sin necesidad de ofender al que discrepa.

    Espero que en unos años tengamos un país (o unos países, jeje) mucho más relajado y demócrata.

    Bsss

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