miércoles, 15 de febrero de 2012

La palabra de ahora ya no tiene valor, aunque la dé alguien de antes

Normalmente no uso este espacio para tratar temas personales, pero creo que la ocasión lo merece.
Podrá parecer que quiero meter a todos en el mismo saco y no es esta mi intención, pero desde que llegué a La Cerdanya me he encontrado en un par de ocasiones con una situación muy desagradable en la que interviene la palabra dada. La palabra como muestra de honor, como símbolo de que todavía se puede confiar en el otro por medio del pacto no escrito.

Me dí de bruces con una realidad dolorosa.

Quizá la culpa sea mía por confiar en los demás, como pienso que los demás deberían actuar. En este aspecto la inocencia marca y la utopía de creer que todo el mundo es bueno se derrumba cuando uno recibe un palo como el que me dieron hace unos días. Que quizá no haya para tanto y con el tiempo todo se relativiza, pero hay cosas que joden.

Lo peor de todo es que cada vez menos se puede confiar en la palabra de alguien. Algo que parecía no tener precio antaño, hoy se lo pasan por el forro las mismas personas que seguramente se quejan de la falta de valores de las nuevas generaciones. El único valor que han demostrado tener las familias de las que voy a hablar es el valor del dinero, el valor del engrose de sus propias cuentas a expensas de los sueños, las ilusiones o las necesidades de los demás.
Proviniendo de una gran urbe, en la que la poca relación entre las personas es algo habitual y que para todo hace falta un papel y una firma, el establecerse en un sitio donde todo el mundo se conoce es, en principio, una garantía. No cuesta mucho hacerse un hueco y conocer los detalles de cada cual, como tampoco lo es que los demás indaguen sobre ti.

Y una de las principales cosas que uno necesita para establecerse en un lugar nuevo es un techo donde cobijarse. Ahí intervienen los propietarios de casas o pisos que quieran alquilar o vender. Y cuando este techo se hace un requerimiento indispensable, su búsqueda puede originar un sinfín de situaciones.

La situación vivida hace unos días me ha traído a la memoria la acción de una tal Costa, quien cuando habiendo cerrado el trato de mudanza y empezando la instalación en la nueva vivienda, se desdijo de lo dicho y me echó sin contemplaciones, ya anochecida una tarde de enero.

No podía evitar maldecirla cuando pasaba por delante de la tienda de zapatos que tiene en Puigcerdà. Con el paso del tiempo he podido saber que parece que su decisión se debió a la influencia de su madre, que por lo visto repercutió en dejarme en la puta calle. Este hecho no me consuela en absoluto, claro.


La última la protagoniza la señora Rufiandis (si en algún momento se merece que la traten de señora) que dispone, por lo menos, de una casa en el pueblo de Ger, casa que nos iba a alquilar y por la que pidió una paga y señal para poder tener la exclusividad de ser los únicos con los que tendría tratos.
Pues bien, esta "señora" ni tiene palabra ni tiene vergüenza, ni problemas para mentir descaradamente.

La imposición de la propietaria de exigir un ingreso en su cuenta fue abonado al día siguiente en forma de paga y señal para asegurar así la exclusividad en el trato, ya que mi palabra no bastaba para ella.
Pero parece que se dedicó a escuchar a otros posibles inquilinos, que según dijo le habían hecho una oferta mejor.
Así que ni corta ni perezosa, con una simple llamada echaba por los suelos toda la ilusión puesta en un cambio a mejor, en subir un peldaño la calidad de vida. Eso por no hablar de las condiciones en que la supuesta mujer quería alquilar la vivienda, faltando cocina, instalación de agua caliente, goteras que iban de un piso a otro, mal estado del hogar de leña, etc.
Los argumentos esgrimidos de que no tenía dinero contrastan con los rumores que corren por el pueblo de que son una familia adinerada y que viven holgadamente.
No importó que ya se hubiera adelantado el empacamiento de objetos, el avisar de que se dejaba el piso actual, el confiarle a los más allegados el cambio a mejor que iba a suponer salir de un piso e irse a otro mejor...
Esto es un negocio. Fueron las últimas palabras de la fábula.


Ni palabra ni vergüenza, repito. Y a veces ni corazón tiene este tipo de gente. Así que si en adelante oís estos nombres y tenéis que hacer tratos con ellos, aseguraos de que lo tenéis todo atado y bien atado, aunque esto tampoco sea garantía ya que, "pagant Sant Pere canta" y ellos pueden contratar a una coral entera.




lunes, 13 de febrero de 2012

La reforma laboral del 2012

Bueno, ya está aquí, ya llegó... la anunciada, temida y (des)esperada reforma laboral. Me niego a leerme lo que a buen seguro sería perjudicial para mi salud mental, suficiente tengo con oír y hojear un poco las noticias de hoy para sacar mis breves conclusiones.


No ha tardado mucho el gobierno popular en hacer gala de su arsenal contrario al trabajador. Sin demasiado escrúpulo se han cargado unos derechos que se habían ido conquistando poco a poco para retroceder en materia de salarios, pervivencia digna en un lugar de trabajo, indemnización por despido, etc. Inclusive se da la opción de rebajar a 20 días y 12 pagas si la empresa demuestra que durante tres trimestres va a incurrir en pérdidas o prevé que las tendrá. No es difícil prever que los gabinetes que se presten a manipular los números se van a anunciar como churros a partir de ahora.


El jueves ya se anunciaba cuando De Guindos salió a escena para aclarar dos cosas: su sometimiento a lo que diga Europa y que piensa que los ciudadanos somos idiotas. Quien a día de hoy siga pensando que al ministro lo pillaron in fraganti cuando hizo esas declaraciones al comisario europeo de asuntos económicos y monetarios puede seguir creyendo en los mundos de Yupi, que le va a ir muy bien. De Guindos hizo esas declaraciones perfectamente consciente de lo que le rodeaba. Sin ningún escrúpulo ni manía lanzó el primer dardo de una lluvia de flechas que ha oscurecido el cielo este domingo.

Además, la respuesta de que la reforma sería fantástica daba una buena muestra de lo que la troika derechista que regenta Europa opina de los derechos de las personas.


Resulta claro y evidente que a la derecha no le importan las personas. Le importan los resultados, los números, los objetivos. Pero eso ya lo sabemos.


Lo realmente preocupante es la resignación o, peor aún, la esperanza puesta en que la reforma va a servir para crear ocupación, que su objetivo es aumentar la contratación, como argumentaba esta mañana el portavoz del grupo popular en el Congreso de los Diputados, en lugar de abaratar el despido, como creo yo.


La segunda conclusión a la que llego es que con esta reforma se va a conseguir bajar el listón a la calidad en el trabajo, ya bajo de por sí, al permitir que un empresario se crea que va a lograr aumentar sus beneficios al despedir a un trabajador que lleva X años en su empresa haciendo sus labores y contrate a uno más joven, inexperimentado pero más beneficioso fiscalmente. Lo único que se va a conseguir con eso va a ser que la calidad del producto o servicio de esa empresa sea cada vez inferior, con lo cual la pérdida de competitividad está asegurada.


Parece que la administración pública también se va a ver afectada. Estaría bien una renovación y una eliminación de chupatintas y calientasillas que tan habitualmente se ven tras las ventanillas. Ojalá que en este ámbito la caza de brujas sea efectiva y justa, dejando tan sólo a aquellas personas que merecen estar en su puesto.


La tercera conclusión es que la valentía demostrada para destruir los derechos de las personas trabajadoras no se aplica ni a bancos ni a mercados financieros, principales culpables de la falta de liquidez crediticia. Sin dinero fluyendo no va a existir creación de empleo, al contrario, su destrucción va a ser más evidente.


Se deja completamente de lado la importancia de que la evolución y el progreso propagan la eficiencia energética y que cada día son necesarias menos personas para que algo se realice. ¿Para cuándo una apertura de ojos y un sinceramiento con el pueblo? ¿Hasta cuándo se va a seguir engañando para sustentar un sistema que cae por su propio peso? Se lucha desenfrenadamente por un crecimiento sin fin cuando la realidad apunta a un finiquito de los recursos del planeta.


En mi opinión no se necesita una reforma laboral. Se necesita una reforma vital, una reforma que permita a las personas vivir de una forma digna. La esclavitud, la tiranía, la censura, tenían que formar parte del pasado, se tenía que luchar para su erradicación. En cambio, con esta enmienda, solo se conseguirá incentivar aún más el sometimiento al fracasado sistema.



viernes, 10 de febrero de 2012

Garzón: ¿a favor o en contra?

¿Qué se pensaba este, que se iba a ir de rositas? ¡Pues no! La decisión del Supremo ha conseguido dividir a España entre los que se alegran de la condena y los que condenan su inhabilitación.


Ayer las redes sociales estaban llenas de repulsas al fallo de los jueces mientras que elementos de la talla de Losantos & cía. se frotaban las manos con la sonrisa de oreja a oreja por poder humillar desde sus respectivos altares a quien adoraron en su momento pero ahora odiaban sin pudor.

A mi me pairea sobremanera.

Creo que la sentencia es justa ya que "el mediático" se creyó que la Justicia era suya y que podía hacer y deshacer a su antojo. Como juez debía saber sobradamente que esas escuchas eran ilegales y que no podía ni debía hacerlas. Punto. Pero no, él se creía con el poder y la autoridad suficientes como para hacer caso omiso a lo que precisamente era su trabajo, aplicar la Ley. Pues toma del frasco, Carrasco.


Atrás quedan sus apariciones estelares, ya fuera contra el narcotráfico, contra los independentistas vascos y catalanes, contra los del caso Pretoria...Contra todo aquél con quien Garzón tuviera ganas de entrometer sus mediáticas y televisivas narices. Pues mira, ya le está bien.


Otra cosa es que haya quedado patente que la Justicia en este país se mude y vista de un color y con unas telas que huelen más a rancio que a otra cosa. No se puede entender que el primer culpable de una trama como la Gürtel sea el mismo juez que la juzga. Que justo ahora que se iban a investigar los crímenes del franquismo, se inhabilite a quien iba a hurgar, pasados casi cuarenta años, las acciones de lo que sí que fue un dictador en un régimen totalitario.

A ver si alguien que quiera seguir sus pasos aprende la lección de que hay gente y hay temas que más vale dejar en paz, porque de lo contrario se puede salir escaldado.


Eso sí, con los hechos sucedidos ha quedado demostrado que no se juzga a todos igual, incluso el CGPJ defiende que no todos los imputados son iguales, en referencia al duque de Palma, al mismo tiempo que se escandaliza y considera inadmisibles las críticas al Tribunal Supremo por lo de Garzón.

Mientras tanto, elementos de tamaña repugnancia como Milletes, Urdangarines y demás, “campan” (por lo de Camps, por si alguien no lo pilla) a sus anchas y se descojonan volviendo a sus mansiones viendo la cara de idiota que se le queda al recortado populacho.


En mi opinión, se ha hecho bien en condenar a Garzón por su mala praxis, pero se está haciendo un mal irreparable dejando en libertad a quien tanto daño está haciendo a la sociedad, entre los que incluyo a banqueros idiotas y políticos reformistas. Esos sí que deberían pudrirse en la cárcel.