domingo, 31 de octubre de 2010

Estoril 2010. Esto se acaba

Bueno, en menos de una semana nos habremos quedado sin nuestro desahogo deportivo favorito. El próximo domingo termina el Mundial y nos vamos a quedar, como siempre, compuestos y sin novia, aguantando a los forofos del fútbol con sus partidos casi diarios entre Copa del Rey, Liga, competiciones europeas y los encuentros de la selección. Pero a eso ya estamos acostumbrados. A lo que no estamos tan acostumbrados es al número de alegrías que nos han dado nuestros pilotos durante su periplo por el mundo y no sé si terminamos de digerirlo como deberíamos.

Son varias las opiniones que he oído y leído sobre el hecho de que, habiendo ganado todos los títulos de pilotos en juego, teniendo por fin el relevo de Àlex Crivillé en la categoría reina después de tantos años de privaciones y desencantos, siendo campeones en la novedosa moto2 y con una hegemonía aplastante en 125 c.c., muchas de las personas que dejan sus opiniones en el chat de RTVE lo hagan usando un tono extremo y muy posicionado a favor de uno u otro piloto, descalificando e insultando a los partidarios rivales. Yo particularmente creo que, por suerte o por desgracia, todo cambia, y esto no podía ser menos (habría que analizar psicológicamente las causas que nos han impulsado a ello y si alguien quiere hacer una tesis sobre ello, yo me ofrezco como muestra). Todo cambia, incluso el carácter de los aficionados; se han vuelto como los hinchas de fútbol. Puede ser que parte de la culpa la tenga el trato que se le ha ido dando a la retransmisión de los eventos. Puede ser. Porque ayer me harté de escuchar ciertos comentarios de Ernest Riveras que nada tenían que ver con el motor y las dos ruedas y me cansé de recibir datos estadísticos que no me van a sacar de ningún apuro en una partida de Trivial. Pero tampoco creo que sea muy prudente quejarse porque el año que viene a lo mejor no tenemos ni eso, debido a la intención de RTVE de eliminar costes y por tanto vender los derechos a otra cadena, concretamente Telecinco. Sin comentarios, que ya habrá tiempo para hacerlos. En fin, que nos queda poco para disfrutar tanto de una cosa como de otra.

Portugal es una de esas citas mundialísticas donde todo sucede de forma un poco extraña. Por si fuera poco, les dio por aumentar los tiempos de entreno, aunque a la práctica no los pudieran aprovechar por la ingente cantidad de agua que cayó en Estoril, arruinando los entrenamientos y provocando una parrilla definitiva inhabitual.

Total, que el domingo, bajo los efectos del discutible beneficio del cambio horario y en clara inferioridad de género, me dispuse a ver los warm-ups y a ir escuchando cosas más o menos interesantes. Quiero recalcar que no entiendo muchas de las decisiones de dirección de carrera ni de Dorna ni tampoco su forma poco equitativa de aplicar un reglamento que reglan a su antojo. Por poner un ejemplo, en Qatar se suspendió la carrera y se pospuso al lunes. Si se hubiera anulado la carrera en Estoril, habrían empaquetado todo y se hubieran ido a Cheste sin correr; no pude saber el porqué de este trato, pero es fácil imaginarlo.

A las doce y cuarto empezaba el día con otra loca carrera de moto2, con un turco sorprendiendo a todos imponiendo un ritmo endiablado, con una moto y un pilotaje que parecían tener la ira de los mismísimos infiernos. Al final se terminó imponiendo la experiencia de los más veteranos en estas lides y fue un sorprendente Bradl el que se subió al primer peldaño de un podio que no había pisado en todo el año, bonita manera de empezar. No fue el mejor día para Julián Simón, que puede dar gracias a que Iannone se fue al suelo y terminó sin puntuar, como un Toni Elías demasiado relajado tras sus demostraciones de valor, coraje y pilotaje a las que nos ha acostumbrado.

El que no se relaja es Jorge Lorenzo. El mallorquín fue, vio y venció. Espero a tener todo en su sitio y cuando parecía que Rossi se alejaba hacia otra victoria que engrosara su ya enorme palmarés, él fue recortando la diferencia que les separaba y cuando lo tuvo claro se lo fulminó. Rossi no pudo hacer gran cosa para aguantar el ritmo que, vuelta rápida tras vuelta rápida, marcaba su ya por poco tiempo compañero de equipo.

Mientras Dani Pedrosa iba perdiendo fuelle, los pilotos de Honda que quedaban hacían lo que podían peleando entre ellos. Para quien no lo sepa, Marco Simoncelli me cae como una patada en los huevos, puede sonar mal pero es la pura verdad; su descerebrada conducción y sus arremetidas contra nuestros pilotos dieron mucho que hablar y que escribir y generaron en mí un odio hacia él. Pero este domingo merecía ganar a Dovizioso, rabioso viendo como un privado le ganaba la partida en inferioridad de condiciones.

Y llegó la carrera más esperada por mí. La que todavía tenía tres aspirantes al título, que se ha quedado en dos y que solo merece uno. Ese uno es, en mi opinión y compartida espero por muchos, Marc Màrquez.

Después de una locura de clasificación tomando los tiempos de unos entrenos pasados por agua, Nico salía sin nadie por delante, el último de la primera fila, en compañía de los ingleses Bradley Smith y Daniel Webb y de un Alberto Moncayo que, por vez primera salía con el horizonte limpio. Marc y Pol se vieron retrasados a la onceava y doceava posición respectivamente, lo que no impidió que dieran alcance a la cabeza de carrera a la que se apagó el semáforo y se dieron unos cuantos pasos por curva. Tras varios accidentes (iban cayendo como moscas) Pol no podía con el tirón de sus dos competidores directos cuando se dio un golpe de efecto sacando bandera roja por una lluvia que volvió a hacer acto de presencia. Aunque fuera un acto de presencia breve, fugaz. Pere Gurb, del equipo Tuenti, pedía a gritos caos, y caos es lo que hubo.

En el tiempo que transcurrió entre la aparición del trapito rojo y la bajada de la bandera a cuadros viví, como espectador, uno de los momentos mágicos que tiene este deporte, y más ahora con cámaras en todos los sitios; explícome:

Todos los pilotos que quedaban en pista se fueron a su box para cambiar lo que creyeron oportuno. Los comentaristas hacían sus apuestas, decían que todos los que se jugaban algo tenían que salir con las mismas condiciones, afirmaban que una vez en parrilla cambiarían los neumáticos con los que habían salido del box, en una jugada estratégica para ocultar sus cartas. Primera en la frente, nada de eso. Mientras daban la vuelta para incorporarse a su lugar en la línea de salida, Marc, inexplicablemente, se fue al suelo. No voy a olvidar la imagen del pequeñín de Cervera agarrado a su Derbi cuando la moto tocó la grava y giró, con las manos aferrando el manillar, creía que se rompía los brazos. Se levantó con la moto destrozada y ahí pensé que el campeón sería Nico, por su frialdad y su capacidad de analizar y pensar, y no Marc que se había ido al suelo de la forma más tonta. Decidió volver al box para reparar los desperfectos. Craso error. Despistados y desconcertados, todos hacían lo que podían para arreglar la moto, cuando la lógica hubiera tenido que imponerse haciendo marchar a Marc y arreglando la moto en parrilla. Con los boxes cerrados Marc tuvo que salir en la última posición. La desesperación reinaba en el equipo de Emilio Alzamora, las lágrimas salían de los ojos de alguno de sus integrantes, previendo el final de su trabajo, después de tantos esfuerzos y yo no daba crédito al "fregao" en el que se había metido.

Se apagó el semáforo y Marc salió como un tiro, pasando entre dos pilotos a los que despeinó seguro, y se fue en busca y captura de su enemigo en pista. Pol no hizo caso a lo que decían los comentaristas de RTVE y se la jugó, al rojo o al negro con neumáticos de agua, que le condicionaron a quedar fuera de la lucha por el cetro mundial.

Màrquez dio caza a Nico, al que ayudaba su compañero Bradley, fiel escudero. Pero Marc, haciendo caso omiso a la pizarra que le marcaba P2OK, luchó como un jabato para alzarse con la victoria. Una victoria luchada y trabajada, que borró del mapa su error de novato e hizo que se acercaran a felicitarlo pilotos como Colin Edwards. Lo dijo Bradley Smith en sus declaraciones al final de carrera -Marc merece ser campeón del mundo.

Pues eso, que nos espera un final de fiesta con traca por todo lo alto en Valencia, con el motociclismo español rompiendo récords por doquier en una temporada que tardaremos en olvidar. Ojalá sea el principio de una larga amistad. Más bien, ojalá sea el principio de una larga hegemonía.

jueves, 21 de octubre de 2010

Kevin Stuttgart entrevista a Dani "Dos Esquis"

Queridas personas que leéis mis parrafadas. La entrada de hoy es distinta a todas las que había hecho hasta el momento. Hasta la fecha, únicamente había escrito sobre lo que opinaba de ciertos aspectos que me interesaban y deseaba compartir. La entrada de hoy, en cambio, es un ejercicio periodístico en toda regla ya que he tenido el privilegio de entrevistar a Daniel Arran Ferri, un chico que, bajo el alias de Dos Esquis, lleva tiempo planeando una aventura que va a iniciar este invierno. Tanto para él como para mí ha sido una experiencia nueva. Para Dani era la primera entrevista que concedía y para mí ha sido una novedad muy emocionante hacer este juego de pregunta-respuesta. Puedo escribiros que los dos hemos disfrutado mucho, cada uno en su papel de entrevistado-entrevistador.

Pero…no perdamos el mundo de vista, así que, sin más dilación…


Kevin Stuttgart: Antes de nada quiero agradecerte que me hayas concedido unos minutos; ya sé que ahora se acercan unas fechas intensas para ti y tu proyecto.

Dos Esquís: De nada. Para mí es un placer y un honor ser la primera persona a la que entrevistas. Te agradezco mucho que des a conocer mi iniciativa desde tu blog, del que soy un asiduo lector. Y sí, realmente ahora empieza la recta final. Dentro de un mes aproximadamente empiezo a trabajar en el proyecto sobre el terreno, en Vielha.

K.S.: ¿Y ya lo tienes todo listo?

Dos: No, todavía me faltan algunos cabos por atar.

K.S.: ¿Cuáles?

Dos: Tengo que terminar de coordinar la ruta entre las distintas estaciones, ya que algunas no abren entre semana y hay que cuadrar las fechas para perder el menor tiempo posible. La incógnita de no saber cuando y en qué condiciones van a abrir algunos centros supone un handicap importante y tengo que contactar con algunas estaciones que todavía no se han puesto en marcha.

K.S.: He visto en Internet que empezaste a imaginar este proyecto unos años atrás. ¿De donde salió la idea?

Dos: La idea surgió en Cantabria una noche de insomnio, cuando trabajaba para la Cruz Roja. Por aquel entonces ya llevaba año y pico viviendo en una furgoneta que se convirtió en una casa con ruedas y estaba harto de oír, ver y leer las aventuras de los demás en la radio, en la tele o en los libros. Así que empecé a soñar una aventura desde un punto de vista muy nómada. A finales de 2008 estaba en Andorra arrancando el proyecto Nomadesdesmon, pero lo tuve que abortar a mediados de enero por varios motivos, entre ellos una pésima planificación.

K.S.: ¿Y ahora?

Dos: Ahora tiene otro enfoque. Desde entonces el proyecto ha evolucionado mucho y lo he planificado mejor. Llevo varios meses contactando con las estaciones y con las entidades, documentándome y estructurándolo todo. El hecho de haberlo intentado y haber fracasado duele mucho pero en cierto modo agradezco haber fracasado porque creo que he aprendido bastante de toda aquella experiencia; yo diría que se aprende de los fracasos porque de los éxitos solamente se disfruta ¿no?

K.S.: Creo que es un punto de vista muy constructivo y que, desgraciadamente, a veces no se valora lo suficiente. Nos olvidamos de dar las gracias demasiado a menudo, por lo menos yo, cuando las cosas van bien, pero pienso que también debemos darlas cuando las cosas van mal porque es fracasando, como bien dices, cuando aprendemos de nuestros errores. Volviendo al proyecto, si no me equivoco, consta de varias partes: un reto aventurero, un objetivo social, un documental, una guía…

Dos: Si. Primero está lo que yo llamo el “reto aventurero” que consiste en esquiar en todas las estaciones de esquí alpino y de esquí nórdico de España esta temporada 2010-2011.

K.S.: Y luego está la parte social

Dos: Exacto. Sabía que las estaciones colaboraban con distintas entidades y colectivos con el fin de facilitar el acceso al deporte a personas que no podían o que tenían grandes dificultades para ello, pero me dio la impresión de que no se le daba mucha importancia, con lo cual decidí iniciar una labor de investigación y recopilación de información para dar a conocer todas las acciones que realizan las estaciones de esquí enfocadas a colectivos de personas desfavorecidas y también de todas las actividades relacionadas con los deportes de invierno que se impulsan desde este tipo de entidades.

K.S.: Y esto, ¿lo haces respaldado por alguna asociación o algún colectivo?

Dos: Pues no. Es una iniciativa propia y privada, por mi cuenta y riesgo, vaya. Debo decir que he hablado con gente que me han alentado a seguir y que me han dado buenos consejos pero, hasta el momento, solo cuento con el apoyo y la colaboración de Graficas Altagraf, la Escuela Jemape y la web de Esquí Adaptado. Espero que la cosa cambie pero en todos lados tienes que oír que la cosa está muy mal y es un poco frustrante.

K.S.: Me lo imagino. Entonces, todos los costes del proyecto van a cargo tuyo

Dos: Bueno, como ya te he dicho espero conseguir el patrocinio de algunas marcas y de empresas que me podrían ceder parte del material que necesito para el viaje y luego cuento con el dinero que voy ahorrando. Tengo un presupuesto ajustado, pero espero que me sirva para, por lo menos, completar el reto de esquiar en todas las estaciones. Además ten en cuenta que cuando regrese todavía faltará mucho curro por hacer: lo primero será terminar de escribir el memorándum y luego intentar conseguir alguna subvención para esta parte social del proyecto. También habrá que organizar y pasar a limpio toda la información recogida para las guías, editar y montar los videos para presentarlos a festivales y concursos…

K.S.: Esos son los otros objetivos de “Con un par…de esquís", ¿verdad?

Dos: Si, perdona, que me he adelantado. Durante el viaje, aparte de entrevistarme con los responsables de las estaciones y contactar con las entidades de tipo social que hacen actividades relacionadas con los deportes de invierno, voy a documentar mi estancia en todas y cada una de las estaciones con su artículo y su ficha correspondiente para una guía que tratará todos los aspectos que quiero destacar. Quiero dar especial relevancia al turismo de vehículos vivienda, pues me parece una opción muy a tener en cuenta en un futuro y también tengo la intención de hacer uno o varios documentales con las fotos y los vídeos que haga durante el viaje.

K.S.: Bueno Dani, se nos acaba el tiempo. Dejame decirte que, en mi opinión, se trata de un proyecto muy ambicioso que espero que esta vez sí que puedas concluir con éxito, deseo que todo te salga bien.

Dos: Muchas gracias Kevin, lo mismo digo. Ya sabes que a mí me gusta mucho leerte. Ha sido un placer hablar contigo. Recuerdos a tus lectores.

K.S.: Gracias.

lunes, 18 de octubre de 2010

Egosurfing* de Llucia Ramis. El asterisco forma parte del título

Debo escribir que ha sido este uno de los pocos libros que me he leído sin que me gustara. La novela escrita por Llucia Ramis no me ha gustado en su conjunto. De principio a fin está repleto de una verborrea poética que para mi gusto es insoportable. Muy salpicada de lo que yo considero escritura automática, la autora rellena páginas y páginas con una prosa digna de un viaje de ácido lisérgico, lo que me ha provocado ciertas risas y sonrisas, aunque pocas. Creo que si quería tratar el tema de la egolatría internautica, bien podría haber elaborado un libro más ameno de leer, distinto, aunque esto es lo que, en definitiva, marca el estilo de cada escritor, y si fue merecedora del Premi Josep Pla en este presente 2010, por algo será. Yo simplemente opino y mi opinión no es muy favorable. Vamos, que si tenéis otros libros en mente, mi consejo es que podéis esperar a leer Egosurfing* tranquilamente. El asterisco forma parte del título.

Llucia nos cuenta la historia, a la que yo encuentro ciertos matices autobiográficos aunque no la conozca ni sepa nada de su vida, de una chica a la que acusan de querer matar a un chico al que le cae una bolsa de basura cuando pasea por la barcelonesa calle de Sant Pere Més Alt, rayana al Palau de la Música, desde el piso que ésta ocupó años atrás, en su época universitaria. Ella es una escritora mallorquina de la que pocos conocen su existencia hasta que una reportera la acusa por televisión de ser una presunta homicida.

Se establecerá un trío protagonístico formado por Rut, la reportera, Teo, el chico al que le cae la bolsa y la heroína sin nombre, pues mantiene el anonimato en todo el libro.

En primera persona y con saltos espaciocuánticotemporales, va narrando sus propias venturas y desventuras, cosas que le ocurren con su relación con Teo, personaje enigmático y con un pasado por analizar que trabaja en La Casita Blanca (reconocido meublé barcelonés), con Rut, la reportera aspirante a periodista mediática dispuesta a vender a su madre por tener unos minutos de fama hertziana y con Carles, amante esporádico, casado, con hijos y reportero de guerra.

La historia sigue una línea bastante plana, sin altibajos remarcables, a no ser por la inclusión de hechos y situaciones, más o menos verídicas, sacadas de la red, que le dan cierta gracia y respiro al libro.

Se me ha hecho pesado, pese a la delgadez de sus 331 páginas, en su impresión catalana por Editorial Destino. Me hacía volver a releer demasiadas veces un mismo párrafo o echarle un vistazo a la página anterior para retomar el hilo narrativo.

En fin, un libro que, en mi opinión, no merece premio alguno, aunque mi opinión tampoco cuente, al no contar cuentos. En estos casos me gustaría leer algunas de las obras que se presentaron y saber porqué se eligió Egosurfing* como ganadora sin rival, cosa que probablemente no suceda.


Feliz lectura.

jueves, 14 de octubre de 2010

Perdonen, pero ¿tienen otro planeta? Es que el nuestro está en las últimas

¡Qué liberador puede ser volver a ver el cielo después de más de dos meses con una roca como techo!

La pasada madrugada sucedió un hecho del que estuvieron pendientes más personas que del Mundial de fútbol de Sudáfrica. Es sorprendente la mediatización que se ha hecho del hecho. Gracias a la tecnología se ha podido retransmitir en vivo y en directo todo lo relacionado con ello.

Ahora lo podremos averiguar todo sobre esa gente, sus vidas, sus aficiones, el número de hijos. A mi particularmente solo me interesa saber como termina la historia del minero al que esperaban su esposa y su amante.

La realización de labores de rescate de unos mineros en Chile ha generado unos niveles de audiencia espectaculares. Si no me fallan los cálculos, uno de cada 6 habitantes de este planeta estaba pendiente de unas vidas soterradas 700 metros bajo el suelo. Ya fue todo un milagro que sobrevivieran cuando la Tierra los engulló en el derrumbe de la mina San Estebán de Copiapó, han pasado 70 días sepultados, conviviendo en compañera soledad, aislados del mundo exterior, que ha seguido girando y girando. Ellos habrán girado en sus entrañas, más cerca del corazón de Gaia.

No deja de sorprenderme la no ocurrencia de una desgracia, tanto en los momentos iniciales de esta odisea, como en los últimos instantes de la misma porque, que 33 personas sufran un accidente y queden atrapadas, se puedan localizar y se confirme su estado de salud, luego se las alimente mientras se hacen los preparativos para sacarlas de allí y encima la operación salga bien, no entraba dentro de mis pesimistas presagios. Y yo que me alegro.


No puedo alegrarme, en cambio, del vertido que sucedió en Hungría y que ya ha supuesto la muerte de siete personas y de una parte importante de la vida fluvial de este y sus países vecinos, con la amenaza de una nueva ruptura de los diques que contienen los residuos tóxicos procedentes de la transformación del alumínico metal. La desgracia ocurrida ya no me sorprende tanto, porque tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Y el cántaro se rompió, y esparció su veneno, salpicando y matando a su paso.


Es lamentable el trato que le damos al planeta que nos da cobijo, que nos dio la vida y nos mantiene en órbita, dando vueltas alrededor de un Sol que nos calienta. Igual como encuentro lamentable el trato que nos damos a nosotros mismos, permitiendo que se nos manipule y se nos explote, estando enrolados en un sistema que únicamente se perpetua en beneficio de unos pocos.

Ahora mismo yo tampoco estoy para gritar ¡basta! Escribo basta con la yema pequeña, rozando las teclas para no hacer ruido, consciente de que formo parte, de que soy parte de un engranaje de una maquinaria que no funciona bien.


Hoy se han hecho públicos unos datos que a mí me parecen escalofriantes, aunque ya hacía tiempo que se venía diciendo algo por el estilo.

Resulta que necesitamos otro planeta. Sí, sí. El nuestro ya no podrá mantener nuestro ritmo. Yo creo que a esos pocos beneficiados tampoco les interesa encontrar fórmulas para que lo haga, cosa que, por otro lado, yo encuentro que sería más fácil de lo que nos quieren hacer creer.

Mi apuesta es apoyar, propagar, propiciar y otros verbos positivos que acaben en ar, la eliminación de la industria armamentística y su reconversión en la investigación y el desarrollo de materiales y energías que sean biodegradables, sostenibles, limpias e incluso que aporten residuos aprovechables. Hay recursos y tecnología suficientes para intentarlo, lo cual es básico para poder seguir habitando en este mundo y no tener que emigrar a otro, con el más que probable trágico y dramático resultado para ese planeta y sus habitantes.

El otro día, con un colega, tuve este presentimiento: imaginamos un futuro próximo, como en las películas o las series de ficción, pero no seríamos nosotros los que seríamos sometidos al yugo de una especie alienígena, como la mayoría de ficción nos muestra.

Nosotros seríamos los tiranos, los chungos. Ya lo somos actualmente entre nosotros y la Historia nos demuestra que siempre hemos tiranizado y nos hemos aprovechado de lo que hemos considerado una civilización inferior, ya fuera por razones de raza o de religión, aunque siempre, al fin y al cabo, lo hayamos hecho por motivos económicos.

Y será la economía, en mi opinión, la que nos destruya si no cambiamos nuestra forma de ser. O lo hace la economía o lo harán unos extraterrestres más chungos que nosotros.











miércoles, 13 de octubre de 2010

Dos de una tacada. Japón y Malasia.

Tenía una cuenta pendiente con mi afición a las dos ruedas ya que todavía no había escrito nada sobre las dos últimas carreras y quiero transcribir algunas de las sensaciones que me transmitieron.


Las imágenes que quedaron grabadas en mi retina fueron las de los adelantamientos entre un Valentino Rossi que volvía por sus fueros y un Jorge Lorenzo que se tuvo que rendir a la evidencia.

Y lo evidente es que pocos pilotos hay capaces de disputar y ganar de tu a tu al campeón de campeones que es Il Dottore. Gustará más o gustará menos pero el caso es que el italiano ha llegado a dominar estas maquinas a un nivel tan alto que puede permitirse el lujo de arriesgar y apurar y trazar las curvas por sitios que otros pilotos ven como una trazada imposible de hacer sin terminar besando el duro y gris asfalto. Porque Valentino es así, y se mete por donde puede y sale por donde le dejan, y no se cae. Y todo le sale bien. ¿Todo? Todos lloran cuando Valentino les hace una treta de las suyas...pero él también llora. Y me haré pesado con esto, pero no olvidaré el cabreo que le pilló cuando Toni Elías se lo fulminó en Portugal, ganándole la partida sin contemplaciones. El manresano impuso su garra y tuvo su buena dosis de suerte para ese día.

Cuando oí las declaraciones de Lorenzo tras la carrera, un poco enfadado por la actitud de su rival de equipo, no entendí muy bien cual era el motivo de la queja. O el mallorquín no ha visto nunca competir a Rossi o yo no lo entiendo. Vamos a ver Jorge: si sabes que el puto crack de los últimos tiempos montado sobre una moto sobre el alquitrán está en la situación que está, que hace tiempo que no gana y tiene un hambre que ni una barra de pan con su crema de cacao se la quita y que, además, esto de la lucha cuerpo a cuerpo le tira más que un caramelo a un niño ¿pa qué te metes? Si tienes un colchón de puntos y entras al trapo, ya sabes lo que hay, Valentino no va a dar su brazo a torcer, por mucho que te tenga que echar una mano.

Las declaraciones de Rossi, sin embargo, eran lo que son siempre, una explicación vista desde su propio prisma, justificando unas acciones que benefician el espectáculo, aunque en Yamaha estuvieran mordiéndose las uñas.

Para mí es indudable que esas dos últimas vueltas crean afición y que, si no se caen, por mi pueden seguir.


Y seguirán, es indudable, aunque el mallorquín demostrara este último fin de semana que se guardaría muy mucho de pelearse con alguien que sabe que le puede. De Japón nos llevaron a Malasia y en una semanita volvíamos a tener motos, para nuestro goce y disfrute.


Esta vez no había que madrugar tanto y a las siete menos nada el que escribe ponía el televisor en marcha para deleitarse con otra exhibición del pequeño gran Marc Màrquez que se pone líder en el octavo de litro.

Y luego vino Moto2.

Me pongo de rodillas y le hago la ola a quien creo que se merecía un Mundial desde hacía mucho, mucho tiempo. Me encanta su forma de pilotar, la imagen que da, lo que dice y como lo dice. Pero ha sido el típico caso de falta de suerte. Cuando reparten suerte, a algunos no les toca nunca y este parecía ser el rol que tenía asignado Toni. Perder, por un motivo o por otro, la mayoría de ellos injustos. Pero Toni no se ha rendido nunca y al final la estrella, su estrella, le ha guiado hasta conseguir de una puñetera vez su primer título mundial. Espero que sea el principio de una gran amistad entre él y las victorias. Felicitats Toni! A ti y a los tuyos.


Con mi querido Dani Pedrosa fuera de combate y anunciando que no iba a correr en Sepang, Jorge lo tenía muy fácil para erigirse como justo campeón y relevar a Àlex Crivillé como segundo español en conseguir un título mundial en la categoría reina. Lo único que tenía que hacer era conseguir una novena posición, algo que ya ha demostrado que podía lograr sin demasiado esfuerzo, viendo su historial esta temporada. Y lo hizo.

Evitando peleas innecesarias cruzó cuarto la línea de meta. Y hubo gran regocijo.


Quiero hacer un apunte. Un apunte con un velo de tristeza que he preferido dejar para el final, para no ensombrecer de buenas a primeras este retomar de escribir sobre las motos.

Después del terrible accidente que sufrió Shoya Tomizawa, ese maldito accidente que nos dejó huérfanos de un piloto con mucho talento, de quien todo o casi todo se ha escrito ya, se llegaba al Gran Premio de Japón, a disputar en el circuito de Motegi. Me causó mucha impresión ver la entereza con que la familia recibía las muestras de condolencia, como el libro en el que los aficionados pudieron escribir y transmitir sus mensajes de pésame o el trofeo al mejor piloto de la categoría, así como la retirada de su 48, que ya ningún piloto volverá a lucir en su carenado.

Analizándolo en frío y en mi opinión, el trofeo Michel Métraux no tiene mucho sentido en esta categoría, ya que por un lado se premia al mejor piloto privado y en Moto2 todos lo son y en este circo todavía no se ha representado la ultima función. Además, el mejor piloto ha demostrado serlo nuestro grandísimo Toni Elías, que por fin tiene la recompensa a tantos años de esfuerzos, sacrificios y desesperantes decepciones.

Fue un bonito gesto por parte de todos los pilotos; un gesto que, como los otros, la família agradeció con una serenidad y una compostura dignas de los samurais. Nos vemos en Australia.


martes, 5 de octubre de 2010

Veinte días

Hace veinte días tuve que interrumpir mi modus vivendi para inmiscuirme y entrometerme en el fascinante mundo de las labores remuneradas y constatar, de paso, que la maldita precariedad, los abusos por parte de un despótico y tacaño empresario y el acongojamiento al que se somete a una persona por medio de la coacción laboral, o sea, situaciones que ya había sufrido anteriormente, siguen vigentes a día de hoy, apenas una semana después de la famosa y por mi considerada estúpida huelga general. Sí, esa mamarrachada general orquestada por unas entidades que solo alzan la voz cuando ven peligrar su situación y que hace mucho tiempo que dejaron de defender la libertad de los trabajadores y trabajadoras y se integraron en la pantomima del mal llamado derecho a trabajar, que debería pasar a llamarse derecho a ser esclavizado por un sistema que únicamente lleva a la destrucción de la felicidad. Y es la felicidad, en mi opinión, el último motivo por el cual creo que estamos aquí y el sublime sentido de la vida.

Tema aparte es la violencia que mostraron ciertos individuos y que merece un artículo él solito y que apunto como tarea pendiente.


El derecho a trabajar se ha ido convirtiendo en el derecho a ser explotado y privado de libertades y aspiraciones. ¿Qué libertad puede tener una persona que no puede crear nada? Esta persona que tiene que hacer malabares para ajustar su nómina o sus ingresos, cuando llega a la casa que tanto le cuesta pagar no tiene energías para nada más que para levantar el mando a distancia y encender la caja tonta para evadirse de su asquerosa y mal pagada rutina laboral. Mal pagada en todos los sentidos, tanto económica como creativamente: -¿Para qué me voy a esforzar en pensar una mejora para mi puesto, si la respuesta va a ser que si no me gusta como está ya me puedo largar?


Han sido veinte días de promesas y engaños, de agacharse y poner el culo en pompa para que una pareja de negreros se fueran turnando y ganando dinero a costa de ponerme el orificio rectal como la bandera de Japón. ¡Eh, y con disponibilidad absoluta!

Veinte días de ilusionarme en tener un contrato con un buen sueldo que me permitiera ir construyendo parte de un sueño futuro.

Veinte días de incertidumbre, de no saber qué día podría librar y dedicarme a hacer aquello que realmente me motiva y me aporta un mínimo, aporta una pequeña parte de felicidad a mi alma.

Veinte días en un lugar con unas condiciones de higiene dignas del peor retrete de los anuncios de Cillit Bang.

Veinte días. El penúltimo de estos ha dejado mi oreja amoratada y dumboide gracias a un tremendo golpe que me propinó una barra de hierro en mi pabellón auditivo izquierdo y que hizo que se me hinchara como un tomate transgénico, sin acudir al centro médico por no estar ni contratado ni asegurado, evitando así una complicación a una gente que no se ha complicado lo más mínimo en soltarme que me pagaría trescientos euros por esas veinte jornadas.

Veinte días con una sola mácula que, de haber estado cubierto con todas las de la ley, se hubiera podido subsanar sin más.

Veinte días de comprobación de unos hechos que no solo sufro yo, sino que son una constante en la comarca en la que vivo.


Por suerte han terminado, aunque mi lucha no ha hecho más que empezar. Comienza ahora un agotador y cansino viaje por los laberínticos caminos de la legalidad para conseguir reclamar y obtener la cantidad de dinero que creo que me corresponde y, a poder ser, la debida cotización a las arcas de la Seguridad Social.