viernes, 4 de febrero de 2011

Cortinas de humo a velocidad variable

Recuerdo que, en mi época estudiantil, en la escuela se nos encargó un trabajo sobre un país y yo me decidí por Egipto, fascinado por esos triángulos marrones y por un león con cara de mujer.

Hace días que el asunto de Egipto es noticia. Hasta hace poco la cosa no iba mal e incluso uno podía llegar a creer en una revolución pacífica, sueño ilusorio de un romántico empedernido. Sigo creyendo que estas revoluciones, transiciones de gobiernos dictatoriales o guerras civiles son instigadas desde lugares más o menos lejanos al origen real del suceso en cuestión. Orquestadas desde los despachos de grandes hombres de negocios o de dirigentes de otros países, las maniobras que desembocan en un cambio de gobierno tan relevante me dan que pensar en los intereses que hay detrás y recuerdo la guerra de Bosnia-Herzegovina, en la que nadie movió un dedo hasta que el escándalo no fue de tales magnitudes que se tuvo que intervenir. Pero el mal ya estaba hecho y el negocio de las armas ya tenía otro filón para enriquecerse. Algo parecido creo que va a pasar en el país de las pirámides y de uno de los ríos más conocidos del mundo, aunque aquí si que se van a dar prisa en intervenir, por la cuenta que les trae.

Además, cada vez que oigo que hay follón en un país árabe, recuerdo el principio del proyecto “Anexo 13”, en el que se imaginaba un mundo donde se iniciaba una tercera guerra mundial tras la unión de todos los creyentes del Corán, que luchaban contra el imperialismo occidental.


Pero no quería escribir sobre Egipto.


Quería reflejar mis pensamientos sobre la actitud del gobierno, tanto el central, que afecta a todos, como el autonómico, que en este caso solo afecta al pueblo catalán. Y es que creo que se van dando bandazos que lo único que consiguen es cabrear al personal.


Ley del tabaco: prohibido fumar en todos los espacios públicos cerrados y en algunos al aire libre, a excepción de cárceles, psiquiátricos y residencias de ancianos. Que yo preguntóme el porqué de esta puntualización. ¿Temerán un amotinamiento de los presos? O peor aún, ¿abueletes con el bastón dando la tabarra? ¡Y qué decir de una revolución tipo “Alguien voló sobre el nido del cuco”! Me imagino a un Jack Nicholson-Chanquete secuestrando una “Golondrina” en el Puerto de Barcelona, navegando en la dirección de las Américas de Colón, llena de personas fumando, algunas mucho más cuerdas que las que quedan en tierra firme.

Menos coñas que la cosa es grave.

Yo porque no tengo un negocio afectado, pero si llego a hacer obras para acondicionar un espacio, gastando dinero en un momento que la crisis empezaba a florecer, habría pensado seriamente en emprender acciones legales contra el Estado. A mi entender, no se puede ni se debe jugar de esta forma a dirigir un país. No es justo ni ético, y además es contraproducente, generando un descontento cada vez mayor, pero eso parece no importarles.

Eso sí, prohíben fumar pero aumentan los puntos de venta de paquetes de tabaco. Una cortina de humo, y nunca mejor escrito.


Otra cuestión que tenía en el punto de mira es el de la enseñanza y todo lo que genera (o más bien degenera). El departamento de la Generalitat ha rebautizado otra vez con el nombre que creo que merece y le pertañe, “Ensenyament” y no “Educació”, medida que aplaudo.

Sigo con mi teoría, quizás absurda, que un cosa es enseñar y otra muy distinta educar. Y que si no se hubiera engañado al personal con el esclavismo laboral no se estaría en la tesitura de tener que educar a las criaturas porque sus padres tienen unos horarios que no les dejan tiempo para hacer otra cosa que malcriar a sus hijos ya que, si solo los pueden ver un rato, ese rato no va a ser para castigarlos, sino para verlos felices, aún a costa de su formación en valores y de su evolución como personas, hecho que les convierte en pequeños dictadores.

Que conste en acta que no tengo descendencia (al menos que yo sepa) y que quizás opino muy a la ligera, lo asumo.

El que mandaba en el departamento en el gobierno tripartito hizo lo que le pareció la jugada maestra intentando adaptar no sé qué plan de estudios de algún país europeo a Catalunya, instaurando por real decreto una semana blanca que no se sabe a quién conviene. Pregunte a quien pregunte y sea quien sea quien me dé su opinión, la respuesta unánime es que la medida perjudica a todos los sectores. ¿No se hacen estudios? ¿No se gastan los políticos miles de euros en informes? ¿De qué sirven entonces? Veo tres opciones: el gobierno está mal asesorado, el gobierno no hace caso a sus asesores, el gobierno no se asesora. Sea como sea, empezar políticas que no llevan a ningún sitio y que se tienen que cambiar una vez demostrada su inutilidad, contribuyen al malestar general, provocando algo muy grave a corto, medio y largo plazo. A corto plazo el mosqueo, a medio plazo el dispendio y a largo plazo el abandono de los estudios por parte de los jóvenes, algo que últimamente se está convirtiendo en moda.

Yo también dejé los estudios en el primer curso del bachillerato. Sabía qué era lo que quería hacer pero lo vi tan distante, con nueve años en el mejor de los casos, que preferí buscar una alternativa y no tardé en ponerme a trabajar. Pasaron dos o tres años hasta que no encontré algo que me gustaba y con lo que imaginé que podría ganarme la vida. Tuvieron que pasar siete más hasta que no me decidí a hacer algo al respeto, consiguiendo un título oficial.

Con este breve resumen de esta parte de mi vida quiero dar a entender que solo los muy afortunados saben a lo que se quieren dedicar desde pequeños, lo que no fue mi caso. Y que es muy lógico que un crío al que se le da todo masticado y envuelto en papel de regalo, decida no acudir a la escuela ya que lo ve como algo inútil y sin sentido.

En mi opinión, creo que no se incentiva suficientemente la propia iniciativa, ni se individualiza el propio anhelo de la persona desde su más tierna infancia y que este puede ser uno de los problemas de base en el que se tendría que trabajar, aunque puedo estar equivocado.


Para terminar, el nuevo gobierno del sr. Mas, empeñado en contentar al populacho con algo tan absurdo, va a modificar la normativa de circular a 80 kilómetros por hora imponiendo una velocidad variable que va a significar un gasto sin ningún tipo de beneficio.

A eso me refería yo con el dispendio inútil e innecesario.