miércoles, 28 de julio de 2010

Los políticos que no amaban a su pueblo

Lo primero que me ha venido a la cabeza esta mañana al leer la crónica que hacían del artículo de la ministra Chacón ha sido la esencia de las declaraciones que hizo en su día Artur Mas a Pilar Rahola, que definía a algunos miembros del PSC como si fueran unos trepas; hombres y mujeres sin muchos escrúpulos capaces de clavarle a alguien un puñal en la espalda y seguir sonriendo, mirando fijamente a los ojos de su víctima. La lealtad entre ellos no parece ser uno de los puntos fuertes del PSC. Eso fue lo que entendí yo de ese capítulo del libro.
Una vez leído el artículo en sí y volviendo a leer el titular de e-notícies.cat me percato de que en ningún momento he vislumbrado un intento de atacar a Montilla, dándome la sensación de que el portal informativo, o bien tienen algún interés en hacer creer a sus lectores su visión de los socialistas o yo no sé leer entre líneas. Las palabras de Chacón son las que son, reflejando una opinión que creo que es propia, escrita junto al ex presidente Felipe González. Hay algunas partes en las que yo difiero totalmente, pero eso no tiene nada de especial.

La política se define como la ciencia que trata el gobierno, la organización y la administración de las sociedades humanas y los asuntos públicos, pero debería añadirse que el objetivo fuera el beneficio de todos y no de unos pocos que se lucran a base del resto.
Apenas he leído un libro que trataba sobre la corrupción y remontaba su origen anterior al período de esplendor egipcio. No se vislumbraba en esas páginas un futuro demasiado halagüeño para su desaparición y con la manera de funcionar que tiene este mundo su prolongación en la historia parece interminable.
(En mi Fantasia, los habitantes viven en paz, dedicando su vida a las tareas que les agradan, han usado la tecnología para lograr un espacio sostenible para ellos y sus futuras generaciones, sin dejar que la Nada destruya su mundo.
La Nada nos está aniquilando porque ya no soñamos con que Fantasia sea posible. Aún teniendo los lápices y las hojas para escribir un futuro mejor se dedican más esfuerzos a quemar libros)

La clase política en la actualidad se parece más bien a un circo, con payasadas continuas y con algún momento dramático, cual funámbulo que se rompe la crisma tras perder el equilibrio y precipitarse al vacío.
Si algo tengo claro desde hace algún tiempo es que, en mi opinión, los políticos hace mucho que dejaron de querer al pueblo que en su día juraron representar y cuya voz prometieron defender. Se podrían encontrar muchos ejemplos si buscáramos en épocas anteriores. El problema que tienen ahora las clases dirigentes es que la tecnología permite a la plebe estar considerablemente más informada, manipulada en la mayoría de los casos, pero con un mejor conocimiento de los hechos, lo que da más poder al pueblo. Un pueblo que cada día que pasa está más descontento con los políticos que ostentan el poder.
Ya en la antigüedad, las personas que se erigían para gobernar a sus semejantes eran objeto de regalos y agasajos, cómplices de la arbitrariedad de los jueces que a su vez designaban, traficantes de influencias que usaban en beneficio propio.
Pocos recuerda la historia como dignos merecedores de ocupar un puesto, el de político, tan importante en la vida de la gente (aparte de que la historia la escriben los vencedores).
Son pocos los que se rigen por sus principios.
Y son menos los que renuncian a calentar perpetuamente la silla una vez se han adueñado de ella que el hecho de que se presente una dimisión se convierte en algo realmente trascendental, novedoso, aunque de escasa repercusión mediática, extinguiéndose en una brevedad notable.

El ejemplo más reciente está en los señores que aunaron esfuerzos para crear una única coordinadora de consultas sobre la independencia, a la postre consejeros nacionales de ERC y CiU. Desde que dimitieran el día 13 de su cargo en sus respectivos partidos, en vista de que el catalanismo que pretenden aparentar esos partidos no se corresponde con el valor para decir las cosas por su nombre, apenas se tuvo noticia de ellos durante casi dos semanas, momento en el que han vuelto a aparecer para anunciar su adhesión a la candidatura del partido promovido por Joan Laporta. Coherencia y lealtad con unos principios.
No me olvido que finalmente es el político el que obedece lo que le dictan los intereses económicos que le han aupado al poder.
Coherencia y lealtad con unos individuos.








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