jueves, 15 de julio de 2010

El Mundial (2ª parte y última, que para mí solo hay un Mundial y es el de motos)

Quiero hacer unas aportaciones al último escrito que coloqué en mi blog. Unas aportaciones lo suficientemente interesantes como para plasmarlas en esta segunda parte, como colofón. Unas malditas aportaciones que han hecho levantarme de la cama.
La realeza ya tiene demasiada relevancia (y demasiado relevo ¿que no usan condón o qué pasa? o sea que empezaré por la aportación oriental.
Si en el anterior artículo hacía mención a la jugada de China para hacerse con los permisos de construcción a cambio de los recursos del país africano, quiero resaltar otra notícia que estoy oyendo estos dias y es el gran negocio que han hecho los chinos, y por ende, las tiendas de los ídem en cuanto a la producción y posterior venta de artículos relacionados con la selección. Todo tipo de merchandising de la roja vendido a precios mucho más económicos, entre enseres de cocina, material de escritorio, pinzas para la ropa (de uso prácticamente desechable) y el largo etcétera de objetos más o menos inutiles que se pueden encontrar en un establecimiento de este tipo. La experiencia de comprar ahí es algo que debe vivirse, por lo menos, una vez en la vida.

La aportación borbónica viene a colación de la imagen de Doña Sofía, que se presentó en los vestuarios, campechana como es ella, para encontrarse con el cuerpazo de Puyol (soy hetero pero eso no me impide valorar la anatomía del de La Pobla, que ya querría yo ese cuerpo para mí; hetero sí, pero tonto no) envuelto en una toalla recién salidito de la ducha, aunque si juzgamos sus extensas y rizadas fibras capilares parece que siempre haya salido de debajo del agua. Pues eso, que sale Puyol de la ducha todo feliz después de clasificar al equipo contra los alemanes y se encuentra de frente con la Reina.
Este verano me la imagino con una barquita Toi, de esas hinchables, atada al yate del Reyecito, con su correspondiente inscripción: “Bribon-a”

Quiero dar por zanjado este aburrido tema del Mundial, que no ha interesado a casi nadie, ni aquí ni fuera, solo a unos 700 u 800 millones de telespectadores, aunque seguro que si Lynce hace el recuento salen muchísimos menos, no sin antes acordarme de las más de cuatrocientas víctimas, entre muertos y heridos, con que se saldó la explosión de un camión cisterna, más 13 muertes al hundirse una casa con una familia dentro, mientras todos ellos miraban a unas personas cuyo tren de vida escapa a toda lógica. Anunciaron la donación de las primas a entidades benéficas. En mi opinión, estaría bien que se acordaran de esas tragedias.

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