sábado, 24 de septiembre de 2011

De veto en veto, esta solicitud me la peto

Otra desilusión para que llegue la paz a Oriente Medio.


El palestino Mahmud Abbas ha solicitado ingresar en las Naciones Unidas. Ha sido un gran paso, pero todo hace pensar que será en balde. Me pregunto por qué no lo ha hecho antes, pero bueno.


El israelí Benjamin Netanyahu le ha respondido que se pusieran a negociar en ese mismo momento y en ese mismo lugar. Una tendida de manos totalmente demagógica. Si quería negociar ¿por qué no lo ha hecho antes?


Y será en balde porque Obama ya ha dicho que vetará que Palestina se convierta en estado. Aunque tampoco los mismos palestinos enraizados en la organización Hamás están de acuerdo ya que se reconocería a Israel como estado.


Obama, premio Nobel de la Paz, ha preferido seguir contando con el apoyo de la comunidad judía con vistas a las elecciones del año que viene que mojarse un poco y aceptar lo que parece que es un grito unánime de la mayoría de países.


Aunque hay un aspecto del que no se habla y que creo que tiene su importancia.

¿Verdaderamente hay un interés real en que haya paz entre esos dos pueblos?

La lucha armada que mantienen desde hace décadas genera un mercado de compra-venta de material bélico que, en mi opinión, interesa demasiado.


No parece que el reconocimiento de un estado palestino sea pues la solución al problema. El problema debería resolverse pactando, cosa que no han logrado hasta el momento.


Pasadas unas pocas horas, leo, con pena, que una treintena de países han recibido una carta de los EUA advirtiendo del peligro que supondría este paso, considerándolo una amenaza para la paz.

En este punto vuelvo a repetir lo que tantas veces he dicho y es que no puedo comprender que un estado tenga derecho a vetar y a prohibir algo, siendo esta acción una demostración de que en la ONU no rige un sistema democrático, sino más bien un sistema dictatorial en el que solamente unos pocos pueden decidir lo que está bien y lo que no, lo aceptable y lo desdeñable, sin importar en absoluto lo que pueda creer y querer la mayoría. El mal llamado Consejo de Seguridad de la ONU no aplica a todos por igual su defensa de los Derechos Humanos y el veto de EUA a la posibilidad de que Palestina sea reconocida como Estado es otra prueba de ello, de la gran falacia que desde hace más de medio siglo viene padeciendo el mundo.

viernes, 23 de septiembre de 2011

De buena mañana y buen fin de semana

A las ocho de la mañana, en el radio-despertador sintonizado en la emisora líder en Catalunya, Rac1, suena el discurso con el que Basté empieza su segunda hora de programa. Hoy me ha gustado. Trataba sobre la inutilidad del Senado y, en mi opinión, pienso que lleva toda la razón. Pero los políticos, lejos de variar su rumbo y dedicar sus esfuerzos a crear beneficios para el pueblo, su pueblo, siguen manteniendo el timón en la misma dirección.


Volviendo al programa de Basté, éste daba la noticia (y quiere desarrollar un debate en la siguiente hora) de que este fin de semana, José Tomás, de profesión torero, iba a ser el último en lidiar uno de esos bravos animales en una plaza catalana.

Dejando de lado mi parecer sobre el tema, al oír las declaraciones de un chaval, cuyo sueño es dedicarse a matar reses en un círculo de arena, quejándose de la imposibilidad de poder trabajar en su tierra, lo comparaba con un cantante de opera al que no lo dejaran cantar en el Liceu o a un futbolista no lo dejaran chutar, de pronto he recordado que uno de mis sueños era conducir un coche por la sinuosa y serpenteantemente peraltada carretera que unía Ponts y Basella. La administración decidió construir un pantano, inundado la zona, antes de que yo pudiera sacarme el carné. Ajo y agua, cosas que pasan. Lo mismo le digo a los taurinos de pro. Hay otras plazas... hay otras carreteras.


Seguía la información con los recortes en sanidad y las declaraciones del President de la Generalitat aludiendo a la inutilidad de las huelgas que quiere hacer el personal sanitario (aunque no alude a su incapacidad para escuchar otras posibilidades. Tampoco se dice nada sobre que el actual consejero de Sanidad viene de la privada y es a ella hacia donde nos quiere dirigir).


Una de las típicas secciones de los viernes consiste en mencionar las películas que se pueden ver en los cines y que están dobladas al catalán. Reducidas a la mínima expresión, igual de mínima que la cantidad de gente que acude al cine a verlas, J.B. sigue empeñado en su denuncia, así como con el excesivo precio de las palomitas. Haría bien en denunciar, de paso, que la especulación sobre los alimentos es un hecho, porque nunca lo oigo hacerse eco de ello.


Y, atención, esta noche habrá que estar atentos. De una forma parecida al temor de que el cielo cayera sobre las cabezas de los galos, esta noche pueden caer trozos de un satelite que ha estado orbitando por allá arriba. El tamaño de éstos puede ser tan grande como un autobús. No sé yo si servirá de algo estar pendientes, para apartarnos si lo vemos venir. Lo suyo sería buscar una cueva.


Buen fin de semana.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

La mercatocracia (2)

Todavía no ha salido el Sol cuando empiezo a escribir.


Tras una hora larga dando vueltas en la cama he decidido vestirme y sentarme frente a mi amigo el teclado para escribir un poco.


Resulta que a principios de semana se había hecho un llamamiento para manifestarse delante de las bolsas de varias capitales del mundo e impedir en la medida de lo posible que estas abrieran.


El resultado fue el mismo que cuando los indignados intentaron impedir la entrada al Parlament a los politicuchos que siguen a pies juntillas las directrices mercatoriales: dispositivo policial y desalojo de los manifestantes.


En Barcelona eran poco más de cincuenta, en Madrid unos doscientos y en Nueva York, la pionera, cerca de setecientas personas se dieron cita para denunciar la crueldad de los mercados. Allí, al otro lado del charco, las fuerzas de seguridad también impidieron que los comprometidos pudieran ejercer sus protestas en el modo y la forma que querían.


Los medios de comunicación standard se hicieron eco de la noticia a su manera. Eso es sin darle demasiada importancia ni relevancia, no se diera el caso de que la gente, harta, se uniera a unas reivindicaciones que son justas y, en mi opinión, totalmente necesarias.


Mientras tanto, los que cada día abren las puertas de esos negocios se desternillaban de risa, viendo la inocencia e inutilidad de tales acciones. Ellos, conectados a sus teléfonos móviles de ultimísima generación, siguieron ese lunes especulando y ganando o perdiendo un dinero que no es suyo y que tampoco es real, sin importarles un carajo las consecuencias de sus actos.


¿Quién pondrá freno a todo esto? ¿Quién se va a atrever a dictaminar unas leyes que impidan el lucro excesivo y desmesurado que, además, afecta a miles de personas directa o indirectamente?


De momento nadie tiene la suficiente valentía como para plantarse y detener esos abusos, con lo fácil y beneficioso que sería. Bastaría con la creación de un impuesto sobre las transacciones financieras, desorbitadas en muchos casos, para recaudar unos fondos que impedirían la puesta en marcha de la podadora social.

No puedo dejar de preguntarme, aunque luego haya algunos que entiendan mis dudas como una falta de opinión sobre el tema, quien se beneficia de esta situación.

Situación en la que todos salen perdiendo: la empresa no obtiene beneficios ya que descienden sus ventas, el trabajador no puede adquirir ciertos productos porque su limitado sueldo no le basta y encima tiene que hacer frente a los recortes que le afectan, los bancos ajustan cada vez más sus márgenes de manera que sus clientes deben empezar a pagar por unos servicios que antes regalaban (eso sí, siguen teniendo pingües beneficios a su costa).

Pienso yo que en algún momento la maldita crisis llegará a la cúspide de la pirámide y afectará a quienes ahora se regodean en el desespero de la sociedad, viendo como los gobiernos a quienes han votado obedecen sin rechistar a las órdenes de los mercados a quien nadie ha votado.


En fin, está a punto de salir el Sol, algo que ni la crisis ni la ferocidad de la codicia puede, de momento, evitar. Que tengáis un buen día.


(continuará...por desgracia)

viernes, 2 de septiembre de 2011

La mercatocracia

Hace días que quiero escribir sobre este palabro, que seguramente alguien habrá inventado antes que yo y es que desde hace demasiado tiempo que los famosos mercados no paran de incordiar. Se añaden estos a la larga lista de cosas que no termino de entender.

No consigo entender que, aún a sabiendas de la especulación que en ellos se fragua, se siga, no ya permitiendo su existencia, sino alentando, aupando, alimentando a la bestia. Hay que tenerla contenta. ¿Contenta para qué? ¿Para que siga jodiendo la vida a los demás? No daba crédito cuando leía que se tomaban medidas para contentar a los mercados y me entraba la risa (reír por no llorar) cuando al día siguiente las portadas anunciaban que las bolsas se despeñaban.


Parece bastante claro que lo que se nos ha estado vendiendo hasta ahora como democracia se ha convertido en mercatocracia, una dictadura que ejercen los mercados y a cuyos dirigentes no consigo poner cara. ¿Exagero? ¿Quien si no está dictando lo que los gobiernos deben hacer? Ordenes que los políticos siguen a pies juntillas.


Está sucediendo precisamente al revés de como yo imagino la evolución. En lugar de posibilitar que el ser humano pueda crecer como persona se le merma de cualquier opción que no sea otra que la de trabajar para contentar al sistema.


Un artículo interesante se publicaba hace unos días en la web de ATTAC España sobre unos multimillonarios franceses empeñados en pagar más impuestos, en la línea de lo que decía W. Buffet. Tras leerlo y dar cuenta también de los comentarios que suscitó en Facebook volví a hundirme en un mar de dudas. Por una parte está la idea de la conspiración, una paranoia que no sé yo si es fruto de la esquizofrenia o si tiene algún fundamento lógico. Que todo lo que esté pasando esté orquestado por alguien o alguienes es algo que me da demasiado miedo porque hasta hace bien poco uno podía pensar: Bueno, sé el daño que hacen empresas como Novartis, BP, Repsol, así que intentaré hacer mi pequeño boicot hacia ellos. Pero, ¿los mercados? ¿Quien está detrás de ellos? ¿A quién boicoteo?

Por otro lado pienso que hay que darle un voto de confianza al género humano, y que si esos multimillonarios anuncian públicamente su intención de pagar más impuestos será porque comprenden el sentido de las palabras justicia, solidaridad, ética...


Una frase me llamó la atención y me hizo recordar que debo leer las teorías marxistas, para saber en qué coincido. Hablaban de expoliar a los expoliadores, una idea no del todo descabellada, aunque me viene a la cabeza aquél episodio de Los Simpsons en el que Lisa y un grupo de intelectuales forman un gobierno. ¿Expoliar a los expoliadores? ¿Por dónde y cómo se empieza a hacer eso? ¿El pueblo haciéndose con el control?


Demasiadas preguntas sin respuesta. ¿La tendrá alguien, la respuesta? ¿Los Iluminati, los miembros del Club Bildelberg? Giro en redondo con la idea de que seamos, tristemente, unas marionetas con las que se juega sin ningún tipo de contemplación. Quizá sería bueno saber quien maneja los hilos.


Me asusta un poco pensar que toda esta situación pueda desembocar en un estallido de violencia terrorista pero, en mi opinión, no estamos lejos de empezar a ver en los noticiarios los primeros atentados hacia objetivos como oficinas de Bolsa, sedes del FMI y otros organismos partícipes en este caos y en buena parte culpables y provocadores del mismo.

Contrario a que se derrame una sola gota de sangre, no vería con malos ojos la destrucción de los engranajes que mueven este absurdo motor.


Hoy he escuchado a Stéphane Hessel en Rac1 y me ha dado alguna pista sobre este tema. Coincide en que el principal problema que tenemos ahora es no reconocer contra quien luchar. Se sabe que hay un enemigo, los mercados y su dictadura, pero no es posible combatirlos como hacía él con el nazismo. Habrá que quitarles el velo...

...continuará.