jueves, 10 de noviembre de 2011

El G.P. de las despedidas

Escribo con orgullo que este fin de semana estuve presente en la última carrera de la temporada 2011 del Campeonato del Mundo de Velocidad acaecida en Xest, en el circuito Ricardo Tormo.


Fue un fin de semana frío y pasado por agua. No es precisamente el escenario ideal para llevar a tu pareja a su bautismo particular de aceite, gasolina y neumático quemado, pero la ocasión era la que era y no se podía desaprovechar.

Lo que más me llamó la atención fue la cantidad de gente echando de menos a Marco Simoncelli. No pasaba mucho rato sin que apareciera alguien con una peluca, luciendo una camiseta con un 58 o enarbolando una bandera con la leyenda de SuperSic. Los pilotos, por su parte, lucían pegatinas en los carenados de sus motos o se habían hecho un casco en homenaje al fallecido piloto.

Nadie parecía acordarse de lo sucio que era en pista ni de lo peligroso de su pilotaje, todo el mundo estaba con Marco y con su familia.


Personalmente tenia en mente acudir a la cita por un motivo principal: decir mi adiós a la categoría que ha pervivido desde que este circo de las motos nació. Mi favorita. Motos pequeñas, pilotos jóvenes y aguerridos, el característico ruido de los motores.

También quería estar allí para ver al novato Marc Màrquez levantar el trofeo tras una temporada fantástica en la que nos ha hecho vibrar de lo lindo.

Y para despedir también a un campeonísimo de las dos ruedas como Loris Capirossi, todo un veterano.


El sábado estuve esperando que Màrquez saliera a pista en los entrenamientos oficiales, pero fue en balde. El de Cervera tuvo que tomar la dura decisión de no salir a dar ni siquiera una vuelta ya que sufría de visión doble y no quería que ni él ni nadie saliera perjudicado, con lo que el alemán Bradl se fue a dormir conocedor de que tenía el título en el bolsillo sin tener que disputar la carrera.


Sabiendo que ya no quedaban opciones para uno de los nuestros en Moto2, mis esperanzas recaían en Nico Terol, quien tenía una renta de veinte puntos sobre un Johann Zarco que ha pisado los talones al piloto español durante todo el campeonato, a pesar de sus errores garrafales y de solamente subir a lo más alto del podio en una ocasión.


Tras los warm-ups, a las diez de la mañana, se realizó el homenaje a Marco Simoncelli. Todos los pilotos de todas las categorías se juntaron para dar una vuelta de honor, con Kevin Schwantz pilotando su Honda y encabezando la comitiva, mientras se subía una enorme pancarta que cubría la torre de control con una foto enorme del italiano y se hacía estallar una traca, respetando el ruego del padre de Marco que pidió que en Valencia se hiciera mucho ruido para despedir a su hijo.


Con la emotiva despedida en la retina de muchos, a las once se dio la salida de lo que sería la última carrera de 125cc.

Y no habían pasado ni tres vueltas cuando vi que un piloto caía. Pensaba que era Khairuddin, que había tenido problemas, pero no. El desgraciado en cuestión era el francés Zarco, el rival de Terol, que se iba por los suelos y dejaba en bandeja de plata el título de campeón del mundo al valenciano.

A partir de ahí la emoción se centró en ver si Viñales conseguía arrebatarle la tercera plaza en discordia a Sandro Cortese. El de Roses impuso un ritmo muy fuerte que su adversario fue incapaz de seguir sin irse también a besar la gravilla.

Sin el añadido de la presión, Terol se soltó e hizo gala de su poderío, alcanzando a Faubel y a Viñales y superándolos, aunque al final tuviera que ceder al empuje de Maverick.

Un justo triplete y una demostración de quienes han sido los amos de la categoría del octavo de litro estos últimos años.


Moto2 no tenía demasiado aliciente viendo los entrenos y la posición en la que partían los nuestros. El momento álgido fue cuando el ya campeón Bradl se iba al suelo, un ejemplo, en mi opinión, del no merecimiento del título. Ganó Michelle Pirro, del equipo Gresini (el mismo que el de Marco Simoncelli), quien se estrenaba en esto de subir a lo más alto del podio. Declaró que le parecía que Marco le había empujado a conseguir la victoria, mientras su jefe lloraba emocionado por todo lo sucedido.


Y llegó la categoría reina, con un guión que ya cansa. Stoner largándose a las primeras de cambio y metiéndoles un mundo a sus perseguidores. Dani parecía aguantar el tirón, pero se fue quedando rezagado. Antes de eso, en la primera curva, Dovizioso tocó a Bautista, quien no pudo dominar su montura y se fue al suelo, haciendo un strike con Rossi, Hayden y de Puniet, con lo que muchos seguidores del mítico 46 fueron desfilando de las gradas, tal y como sucedió años atrás cuando el italiano se cayó también aquí.

Pero de pronto el australiano, a poco de terminar la carrera, aflojó el ritmo y Spies lo alcanzó, superándolo. El pundonor de Casey se impuso cuando parecía que Spies se llevaría a casa el trofeo de campeón de la prueba, batiendo al yanqui en la misma línea de meta tras estrujar el motor de su Honda.


En fin, como siempre suele ocurrir a estas alturas, se acabó lo que se daba hasta el año que viene. Un año que viene en el que no contaremos con la retransmisión de los profesionales de RTVE ya que otra cadena se ha hecho con los derechos. Han sido muchos años de cobertura mediática, nadie más se atrevió hasta que el motociclismo ha empezado a ser visto por cada vez más espectadores. Espero que siempre nos queden en la memoria las voces de Valentín Requena, Marc Martí, Àlex Crivillé, Ángel Nieto, Ernest Riveras, entre tantas gargantas ávidas de contar algo tan tonto como equis número de tipos dando vueltas a un circuito de asfalto.

Desde este espacio, muchas gracias por los tiempos vividos.

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