lunes, 18 de octubre de 2010

Egosurfing* de Llucia Ramis. El asterisco forma parte del título

Debo escribir que ha sido este uno de los pocos libros que me he leído sin que me gustara. La novela escrita por Llucia Ramis no me ha gustado en su conjunto. De principio a fin está repleto de una verborrea poética que para mi gusto es insoportable. Muy salpicada de lo que yo considero escritura automática, la autora rellena páginas y páginas con una prosa digna de un viaje de ácido lisérgico, lo que me ha provocado ciertas risas y sonrisas, aunque pocas. Creo que si quería tratar el tema de la egolatría internautica, bien podría haber elaborado un libro más ameno de leer, distinto, aunque esto es lo que, en definitiva, marca el estilo de cada escritor, y si fue merecedora del Premi Josep Pla en este presente 2010, por algo será. Yo simplemente opino y mi opinión no es muy favorable. Vamos, que si tenéis otros libros en mente, mi consejo es que podéis esperar a leer Egosurfing* tranquilamente. El asterisco forma parte del título.

Llucia nos cuenta la historia, a la que yo encuentro ciertos matices autobiográficos aunque no la conozca ni sepa nada de su vida, de una chica a la que acusan de querer matar a un chico al que le cae una bolsa de basura cuando pasea por la barcelonesa calle de Sant Pere Més Alt, rayana al Palau de la Música, desde el piso que ésta ocupó años atrás, en su época universitaria. Ella es una escritora mallorquina de la que pocos conocen su existencia hasta que una reportera la acusa por televisión de ser una presunta homicida.

Se establecerá un trío protagonístico formado por Rut, la reportera, Teo, el chico al que le cae la bolsa y la heroína sin nombre, pues mantiene el anonimato en todo el libro.

En primera persona y con saltos espaciocuánticotemporales, va narrando sus propias venturas y desventuras, cosas que le ocurren con su relación con Teo, personaje enigmático y con un pasado por analizar que trabaja en La Casita Blanca (reconocido meublé barcelonés), con Rut, la reportera aspirante a periodista mediática dispuesta a vender a su madre por tener unos minutos de fama hertziana y con Carles, amante esporádico, casado, con hijos y reportero de guerra.

La historia sigue una línea bastante plana, sin altibajos remarcables, a no ser por la inclusión de hechos y situaciones, más o menos verídicas, sacadas de la red, que le dan cierta gracia y respiro al libro.

Se me ha hecho pesado, pese a la delgadez de sus 331 páginas, en su impresión catalana por Editorial Destino. Me hacía volver a releer demasiadas veces un mismo párrafo o echarle un vistazo a la página anterior para retomar el hilo narrativo.

En fin, un libro que, en mi opinión, no merece premio alguno, aunque mi opinión tampoco cuente, al no contar cuentos. En estos casos me gustaría leer algunas de las obras que se presentaron y saber porqué se eligió Egosurfing* como ganadora sin rival, cosa que probablemente no suceda.


Feliz lectura.

No hay comentarios:

Publicar un comentario