miércoles, 29 de septiembre de 2010

La estupidez de esta huelga general

Esta va a ser mi forma de protestar contra el día de hoy. Protestar contra el Gobierno por la toma de unas medidas que no van a ayudar a mejorar nada. Pero también protestar contra la actitud de unos sindicatos que solamente se decidieron a actuar cuando vieron sus intereses perjudicados.

Esta huelga no va a ayudar a nadie, nadie va a salir ganando. Y no creo que esto interese ni a unos ni a otros.

El día en el que los sindicatos han forzado una huelga general yo pretendía acudir a mi lugar de trabajo remunerado y sin contrato laboral. Un lugar con unas condiciones de higiene pésimas y un horario de lo más abusivo. Pretendía acudir a trabajar como forma de protesta hacia la postura que han tomado los sindicatos y que desde mi punto de vista no prioriza la defensa de los derechos de todos los trabajadores, únicamente de aquellos que les interesa, el funcionariado, ya que solamente cuando vieron que se recortarían sus privilegios decidieron poner el grito en el cielo y movilizarse escudándose en sus ya sabidas reivindicaciones. Mientras tanto estuvieron dos años discutiendo con la patronal sobre el fondo y la forma sin llegar a ponerse de acuerdo mientras el número de parados aumentaba y el Gobierno tomaba más y más medidas contrarias al criterio socialista, obligado en cierta medida por los mandatos de la UE.

En vez de empezar a agitar las masas desde el principio, fueron chupando del bote, haciendo ver que hacían algo y escurriendo el bulto.

Una vez confié en los sindicatos. Confié en su tarea de defensa de unos derechos que me han sido negados continuamente por parte de todas o casi todas las personas/empresas que me han contratado y que siguen siendo pisoteados a día de hoy, con la impunidad que les confiere un ministerio de Trabajo que cada vez que les pido ayuda me demuestran su incapacidad para realizar una función de inspección sin poner en peligro mi nómina.

Porque si los sindicatos no defienden como deberían a todas las personas que trabajan, el departamento de Inspección de Trabajo se autoinmoviliza, excusándose en la presentación de una denuncia para llevar a cabo una actuación.

Y todos sabemos lo que ocurre cuando se presenta una denuncia ante la empresa. O lo sabremos nosotros, los de a pie. Los que tenemos que trampear la situación tan bien como podemos. Los que no creo que lo sepan son los que estan sentados con un montón de papeles en la mesa de algún despacho, ya sea sindical o ministerial. Y si lo saben les importa una mierda.

Quejas e indignaciones por un recorte de un 5% del sueldo mientras hay trabajadores que llevan con el mismo salario desde hace años, teniendo que escuchar que la cosa está muy mal y que hay mucha gente esperando para ocupar ese puesto e incluso cobrando menos que la miseria que les dan.

Pero no he podido ejercer mi derecho a trabajar ya que la persona que me explota, con y sin reforma laboral, decidió darme fiesta hoy, supongo que por miedo. Yo no entendía que miedo se puede tener a unos sindicatos a los que no se les ve el pelo ya que en La Cerdanya los servicios son tan precarios que no confiaba en verlos por aquí, pero bueno.

Supongo que si la huelga se hubiera enfocado hacia la problemática real que nos afecta a todos, tanto a empresarios como a trabajadores (problemática que yo entiendo como la salvación del sistema financiero en detrimento de los derechos de las personas) hubiera secundado, animado y promovido el paro de toda actividad para el día de hoy; incluso me hubiera negado a escribir. Pero los motivos de esta huelga son otros y, aunque creo que esta reforma que se quiere imponer es una salvajada, no lo son menos otras medidas que ha tomado el Gobierno y que no han provocado movilización alguna, aún siendo claramente negativas para un mal llamado estado del bienestar. Por este motivo hoy, y a pesar de tener la impresión de que existe un piquete informático que me impide desarrollar correctamente mi labor, voy a hacer una especie de huelga a la japonesa y colgaré este escrito y otro de propina.

Por otro lado, oyendo y viendo las noticias que se van sucediendo y que narran los acontecimientos de hoy me doy cuenta de lo triste y patético que resulta la repetición de los mismos. Piquetes que impiden con razones más o menos poderosas el derecho al trabajo que tiene cualquier persona. Personas que critican las actuaciones de estos piquetes. Personas que ejercen sus derechos libremente, cualesquiera que estos sean. E informaciones que se contradicen dependiendo de quien las diga. Es la sensación de estar navegando tranquilamente en la tormenta más absoluta. Todos anuncian el éxito de sus intervenciones a bombo y platillo, jactándose de haber creado el caos total o de haber conseguido que la jornada discurra con una total normalidad.

En mi opinión, esta huelga no va a servir para nada más que para generar perdidas y en la que no se va a ganar ningún beneficio.

Y si se hace una huelga general debe ser para sacar algún provecho y no para que se aprovechen unos cuantos. Es por ello que considero una estupidez esta huelga general.

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