lunes, 12 de diciembre de 2011

Durban o reunirse para no hacer nada.

Los principales titulares en materia ecológica anunciaban un acuerdo de mínimos en la reunión sobre el cambio climático sucedida en Durban. Otra pantomima más en la que se vieron imágenes realmente patéticas de representantes durmiendo en los sofás de algún hall tras lo que se vino a llamar “pacto en tiempo de descuento”.

Se felicitaban porque EEUU y China habían finalmente bajado del burro y se habían ¿“comprometido”? a dar su aval a un paquete de medidas que han de servir... para nada. Toda esa muchedumbre que se desplaza regularmente de una parte a otra del globo, siendo costeados sus viajes de manera pública, desconocedores de la actual situación de crisis y de la existencia de nuevas tecnologías que permiten entablar conversaciones a distancia. Personas que se reúnen en pequeñas asambleas, de la misma forma que hacían los “indignados” en Sol o en Pl. Catalunya, aunque su imagen aparece mucho más mejorada que la que sacaban de los perroflautas y okupas que interesaban a los medios de manipulación.


Cinco puntos conforman unos acuerdos que según mi punto de vista van a ser poco más que papel mojado. Y es que en realidad a ninguno de estos países les importa una mierda que el mundo se vaya a la ídem.

Rusia, Japón y Canadá ya han dicho que no piensan renovar los compromisos que hicieron con el protoculo de Kyoto.

La hoja de ruta va a servir para empezar a negociar en el 2015.

El llamado Fondo Verde para el Clima es una papanatada que consiste en decir que se va a crear, en el año 2020, un fondo de 100000 millones de dólares anuales. Un fondo que, según Greenpeace, ya se anunció en Copenhaguen y debía servir para ayudar a los países pobres a mitigar los efectos del cambio climático.

La protección de los bosques no ha sido, por lo visto, un tema en el que se haya avanzado de manera seria y definitiva. Lo mejor parece ser ir viendo como las talas indiscriminadas se suceden y cada día se van perdiendo miles de hectáreas.

En mi opinión estas reuniones sobre el cambio climático son una pérdida de tiempo y de dinero, sobretodo porque existe un factor clave y fundamental llamado crecimiento económico que, aunque es insostenible a todas luces, sigue rigiendo los intereses de toda esta maraña de personajes que dicen luchar por el bien común del planeta.

Ni la lucha de Greenpeace parece estar exenta de polémica cuando están saliendo a la luz sus vinculaciones con empresas petrolíferas como Shell o sus afinidades con el Club Bildelberg.

Muy interesante el mapa interactivo publicado por The Guardian en el que se puede ver la cantidad de toneladas de CO2 que emite cada país a la atmósfera. http://www.guardian.co.uk/environment/interactive/2011/dec/08/carbon-emissions-global-climate-talks?CMP=twt_gu


Esta mañana la lengua viperina de Losantos arremetía otra vez contra la Justicia del país al repetir que el juicio del 11-M fue una farsa y embestía contra la Casa Real por el tema Urdangarín. A diferencia de los medios catalanes, en esRadio no quieren saber nada del encuentro futbolístico del sábado. Como muestra, el supuesto análisis de todos los detalles sobre el partido dura poco más de cuatro minutos. En comparación con el minutaje que corresponde a la conspiración judicial de la fatídica fecha de marzo que llevan realizando desde hace días el resultado es de un ridículo espantoso. Tan espantoso como encontrarse a don Federico de noche en una calle oscura.


Y mientras tanto la tontería del euro sigue su curso. Por la red circulan numerosos discursos y artículos contrarios a la neoliberalización existente mientras la clase política y dirigente (no siempre coincidentes) siguen aplicando unas leyes que se sacan de los bolsillos cual mago saca conejos de su chistera.

Ni chisteras ni pelucas, a los británicos parece que no se les va a ver metidos en el barullo. Demuestran su inteligencia circulando por la izquierda, tomando té con pastas y no involucrándose directamente en la eurozona. ¿Para qué? Con la de dinero que ganan especulando desde fuera hay que ser tonto para querer meterse en semejante berenjenal.


Y para terminar de enredarlo todo, los más fatalistas anuncian la inminencia de la tercera guerra mundial instigada desde los gobiernos ruso y chino.


Dan ganas de suplicar que paren el tren para apearse en cualquier parte. El disparate existencial sigue y prosigue. Veremos (o no) cuando y de qué forma termina.



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