viernes, 5 de octubre de 2012

España, deberías haberlo sabido


Desde el día 11 de setiembre, la Historia está tomando un nuevo rumbo cuyo destino es desconocido.

Cuando una persona maltrata a alguien o a algo pueden pasar varias cosas, entre ellas que ese alguien o algo se rompa. Y eso es precisamente lo que ha sucedido durante siglos en la relación entre Catalunya y España.

Los cerca de dos millones de personas que ocuparon el centro de Barcelona a principios de mes, con una voz unánime que exigía la independencia de Catalunya, se han hecho notar en el resto de España, con opiniones de todo tipo aunque principalmente contrarias a la idea. Desde una carta enviada por Alejo Vidal-Quadras a sus colegas eurodiputados advirtiendo del carácter bélico, antidemocrático, ingrato, insolidario e irresponsable del gobierno catalán y, por ende, de sus habitantes, pasando por susurrar por lo bajini la posibilidad de un estado federal por parte de un jefe de la oposición, oposición que por cierto debería empezar a hacerse efectiva pronto, los veredictos que se han emitido, poco a favor y mucho en contra, han sido de lo más variado y pintoresco.

La relación entre Catalunya y España llevaba tiempo resquebrajándose, pero, como en un matrimonio (este símil no lo ha hecho nadie, soy muy ingenioso), los años han ido pasando esperando que el tiempo arreglara la situación. Hasta que la situación se ha vuelto insostenible.

Los catalanes tenemos una expresión que reza: ”Cornuts i pagar el beure”, que traducida literalmente sería: cornudos y pagar la bebida. Esto es, que la parte despechada de la pareja tiene que pagar las consumiciones de la parte infiel y, como se despiste, hasta de su amante. El pueblo catalán lleva demasiado tiempo pagándole los cubatas, la entrada a la discoteca e incluso la noche de hotel a su calenturienta pareja. Y además, sumisa, le cambia las sábanas, cual criada obediente.
Catalunya no podía seguir humillada de esta manera. 
Maltratada por un país que lo único que desea de ella es que siga insuflando dinero a una maltrecha economía para que sea recompensada con insultos y limosnas, el Estado ha conseguido que una buena parte de la población catalana salga a la calle a manifestar su descontento y su manera de salir de esta situación. El sentimiento independentista de bandera se ha ido mezclando con el sentimiento independentista de cartera y juntos han decidido emprender un camino hacia lo desconocido pero anhelado. Y es que la pela es la pela. Lo que no era desconocida era la reacción que iba a tener una parte de España frente a las ansias nacionalistas catalanas.

Algunos de los medios de comunicación contrarios a la idea, con sus gurús rancios y oportunistas, han tenido la ocasión de demostrar su patriotismo español y despacharse a gusto contra Catalunya, esgrimiendo falacias como la intocable Constitución, carta magna que se vio reescrita por PPSOE porque así interesaba, con premeditación, estío y alevosía, hecho que ahora casi nadie recuerda. O amenazando con la detención y puesta en prisión del President de la Generalitat. O (y en este punto no sé si cagarme de miedo o descojonarme de la risa) sugerir que las Fuerzas Armadas tomen el control y eviten la sublevación de la insurgencia.
Para ciertos españoles es más importante la indivisible unidad del territorio patrio que otros artículos de la Constitución que revertirían en un beneficio para sus conciudadanos.
Es más importante subvencionar centros privados para una enseñanza íntegra en castellano que invertir ese dinero en Cultura, fabricar un AVE deficitario que termina en el Atlántico que hacer el corredor del Mediterráneo con salida a Europa, impedir a una región su derecho a decidir que el diálogo y, sobretodo, es más importante mentir para ganar unas elecciones que tener la decencia de salir a dar la cara para otra cosa que no sea anunciar recortes y engañar al pueblo.

En fin, los pasos que debe dar el pueblo catalán deben ser firmes y cautelosos. Deben olvidarse rencillas del pasado, cosa que no parecen estar haciendo quienes podrían liderar la izquierda en este punto crucial de la Historia, olvidar los intereses del partido y ponerse a trabajar para sus votantes. Deben hacerse las cosas bien, por orden y en orden. Debemos ser un ejemplo para el resto del mundo.

1 comentario:

  1. "Los cerca de dos millones de personas que ocuparon el centro de Barcelona a principios de mes, con una voz unánime que exigía la independencia de Catalunya, se han hecho notar en el resto de España, con opiniones de todo tipo aunque principalmente contrarias a la idea."
    Me temo que se desconoce la opinión real de la ciudadanía española. Mucho me temo que una gran mayoría -que ni siquiera acudió a las urnas y obviamente no votó al PP- simplemente le importa muy poco la división del estado español y futuro de sus autonomías.
    No caigamos en el error de creer todo lo que los medios nos cuentan, ya sabemos que también mienten demasiado a menudo para calentar el ambiente a favor o en contra de su color político.

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