Doy por hecho que este va
a ser mi último escrito en este 2012 que estamos a punto de dejar
atrás. El mundo sigue girando y no me he percatado de ningún cambio
significativo. Más bien al contrario, el funcionamiento viene a ser
el mismo, uséase, vamos de mal en peor.
Pero no hay que
deprimirse. Son días de fiesta y alegría. Menos para los que
sienten un odio acérrimo a estas fechas.
Al grano. No quería
despedir este año sin echar una misiva al buzón de la red, esta red
que nos ha dado tantas libertades y a la vez nos esclaviza cada vez
más (aunque lo hace porque nosotros queremos; siempre podemos apagar
el ordenador y/o tablet y/o teléfono móvil y/o cualquier otro
aparatejo con conexión a Internet).
Esta mañana, al
despertar, he hecho una cosa que hacía tiempo que me rondaba por la
cabeza y a la que no conseguía dar forma. De debajo de las sábanas
he sacado un brazo al frío exterior y he cogido el móvil de la
mesita de noche, donde él reposaba también. Lo he encendido y he
empezado a gravar lo que en ese momento se me venía a la cabeza.
He aquí la transcripción,
corregida y ampliada.
Tengo un deseo para este
2013. Es un deseo en forma de mensaje, un mensaje dirigido
principalmente a las personas que trabajan en los medios de
comunicación pero también a quien quiera leerlo, a quien quiera
compartirlo. Es un mensaje dirigido a ti.
Este escrito quiere ser
una súplica a vosotros, en gran mayoría profesionales, quienes
habéis dedicado una parte de vuestra vida a estudiar para formaros
en algo tan sumamente importante y tan gratificante como es el hecho
de informar a vuestros congéneres.
¡Haced el favor de dar a
conocer la verdad! Se trata, simplemente, de decir la verdad.
Se trata de que llaméis a
las cosas por su nombre y que dejéis de llamar crisis a lo que es
una estafa en toda regla.
Los únicos que entienden
la brutal inyección de capital por parte del sistema político al
sistema financiero y bancario son los propios políticos y los
propios banqueros, demasiado unidos tanto sentimental como
físicamente. Un dinero que proviene de los ciudadanos y que no llega
a ellos, sino que solo sirve para pagar las deudas que tienen los
bancos entre ellos, alimentando una paranoica sinrazón.
Con el dinero que se ha
insuflado a los bancos se podría haber eliminado el hambre en el
mundo casi 100 veces. Aunque solo hubiera sido una, creo que la
Humanidad se habría dado por satisfecha. Pero esta purria no es
humana, no merece este trato.
Por eso pido, ruego,
suplico que, desde vuestro poder mediático, digáis y hagáis
difusión de la verdad. Y la verdad no es otra que el nombre crisis
con el que se ha bautizado a este colapso del sistema no es sino una
estafa, una gran estafa.
Una estafa a todos
nosotros, incluyéndoos. Porque vosotros también sois personas. Que
vuestro grupo o empresa esté politizado o esté condicionado por
intereses bancarios no significa que no podáis decir al pueblo la
verdad.
Se lo oí decir a los
directores de El Jueves. Ellos se autofinancian, por lo que pueden
expresarse libremente. En cambio vosotros no. Estáis condicionados
por los créditos que habéis pedido a los bancos, condicionados por
la publicidad que de ellos emitís. Si, luego podéis criticar en
parte al sistema, hacer tertulias con grandes expertos, gastar
minutos de televisión y radio, tinta en la imprenta, podéis decir
medias verdades, pero cuando llega la publicidad, ahí están ellos,
a partes iguales culpables y beneficiarios de esta estafa, ejecutores
de hipotecas basura, inductores al suicidio de personas que no
supieron ver otra salida: Banco Santander, La Caixa, Banc Sabadell,
Bankia...
Poco importa el color o el
signo, da igual que sea La Razón o La Vanguardia, ABC o El País, da
igual que sea la Cadena Ser, Intereconomía, Rac1...da lo mismo.
Os pido a todos que dejéis
de llamar crisis a algo que es simplemente una manipulación engañosa
hacia todos, incluidos vosotros. Este es mi deseo para este 2013. Que
dejéis de seguirles el juego y paréis de encubrir a quienes han
provocado esto e investiguéis, que por algo sois periodistas.
Y nos comuniquéis sin
tapujos la verdad.
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