El esperpéntico caos en
el que la casta política nos tiene sumidos ha provocado el hastío
en un servidor hasta el punto que la sorpresa se ha convertido en el
pan nuestro de cada día. Y por lo tanto ya no tiene gracia
indignarse o sentir gran cosa. Habiendo terminado además el mundial
de motociclismo, el devenir del mundo importaba mas bien poco.
Pero ayer sucedió algo
que me hizo decidir a plasmar estos pensamientos míos que, escrito
sea de paso, no me atormentan, mas bien me entretienen. Eso de estar
cavilando todo el santo agnóstico día frases elocuentes para el
resto es un ejercicio buenísimo para perder el tiempo.
Atrás quedan las
reflexiones hechas sobre las palabras de la exministra de Vivienda,
de nombre María
Antonia Trujillo, para quien quiera defecar en su persona, que afirmó
que: "El que tenga deudas que las pague. Que no se hubiera
endeudado". Fantásticas palabras viniendo de una persona que
formó parte de un gobierno que, como todos, funcionó a base de
crédito y dejó atrás un impago que los técnicos todavía están
intentando calcular. Las cifras en la red no se aclaran.
También
se quedan en el virtual tintero mis reflexiones sobre el destape de
El Mundo, un excelente ejercicio periodístico del “difama que algo
queda” cuando Pedro J. imprime portada a partir de un borrador
perdido, sin firma ni fecha y las subsiguientes burradas de todos,
como las de Cristóbal Montoro sobre las supuestas cuentas (que yo
creo existentes) de Mas en Suiza. Tirar la piedra y esconder la mano.
Muy típico de un gobierno que poca cosa más que mentir ha hecho
desde que entró a dirigirnos con su rimbombante mayoría. Ahora
bien, a la hora de decir lo mismo en el Congreso, hizo mutis por el
foro, igualito que el Presi cuando se le exige que firme ante notario
que no tiene esas cuentas. Aunque firmar ante notario tampoco es
garantía de nada, sino que se lo digan a la Camacho y sus pactos.
Y
un tema sobre el que quería investigar, la, en mi opinión, injusta
y antidemocrática ratio publicitaria emitida en los medios.
Vergonzoso me parece haber visto más de cinco veces en un día los
anuncios de CiU, PP o PSC, incluso los del PACMA en dos o tres
ocasiones, y una, sólo una, el de Pirates de Catalunya.
Pues bien, la burra o la
gota que ha colmado el vaso, fue la noticia de que el golpista Tejero
escribió una carta al diario Melilla Hoy contando que el día 20 de
noviembre había acudido a la Fiscalía General del Estado para,
entre otras cosas, denunciar a Mas por secesionista. Es decir, que
alguien que conspiró contra un gobierno en democracia hasta el
punto de atacar y tomar por la fuerza de las armas el ahora
sacrosanto Congreso de los Diputados tiene los cojones de acudir a
los juzgados a denunciar al President de la Generalitat por "a
grosso modo" pedir un referéndum.
Me cuesta mucho entender
la radicalidad de ciertas personas y organismos que defienden sus
intereses a la vez que atacan a ultranza cualquier planteamiento, por
nimio que sea, que vaya en contra de su pensamiento, aunque oyendo al
Losantos como ahora estoy haciendo no es de extrañar que los haya
que se crean toda esa sarta de mentiras catapultadas a conveniencia
que salen de la boca o de los dedos de los que militan en las filas
de medios como El Mundo o Libertad Digital. En este caso, como
catalán que soy y me siento (siento de sentir, no de sentarse) me
asusta constatar que hay un colectivo que realmente sigue creyendo en
una España franquista, católica e inquisicionista, unida por una
Constitución cuyas palabras consideran sagradas cuando les conviene.
Falta ver donde van a
celebrar el centenario del nacimiento de su querido caudillo.
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