El sueño me pudo y cerré
los ojos con un 90 y tantos por cien escrutado. Fueron unas horas de
incredulidad, entre los últimos minutos antes del cierre de los
colegios, cuando los datos eran meras suposiciones, y hasta que una
buena mayoría de votos estaba contado.
Al despertar, ERC había
quedado en segunda posición, seguido por los socialistas, PP, ICV,
Ciutadans y las CUP, las candidaturas de unidad popular.

La primera sorpresa que me
llevé fue la bajada de votos de CiU. La segunda que los socialistas
no se hundieran más en la miseria. La tercera, que las CUP hayan
podido obtener tres escaños.
Haciendo una breve
valoración, a un servidor le hizo mucha gracia ver salir a Mas
animando positivamente a su claca mientras progresivamente y a la par
le iba saliendo un chichón en la cabeza por el hostiazo que se había
pegado. Analistas políticos vendrán que harán un escáner mucho
más fiable del que pueda hacer yo ahora, pero creo que el pueblo
catalán fue más inteligente de lo que en un principio podía o
pudiese parecer y le vio las orejas al lobo. No podía ser que al
final el President se creyera tanto el papel que él mismo (o su
equipo, vayan ustedes a saber) se había otorgado. Esa foto
mesiánica, con los brazos abiertos invocando una apertura de las
aguas, en su caso un levantamiento ficticio de fronteras; esas
declaraciones victimistas, afirmando que si hiciera falta él
entraría en prisión, si así conseguía que "su" pueblo
se volviera libre. Era demasié pal body.
Creo que al final Mas ha
muerto de éxito y que lo ha pillado con el paso cambiado. Entre lo
de El Mundo inmundo y que la semana pasada no se hicieron más
encuestas, a CiU esta vez le ha salido el tiro por la culata y les ha
cogido desprevenidos del todo. Quizá no lo vean, pero eso de
recortar y recortar, obedeciendo a pies juntillas dictámenes
europeos de ajuste y austeridad y adelantándose con esas medidas
incluso al Gobierno de España, no ha hecho mucha gracia al
electorado catalán.
Justo al revés les ha
pasado a los socialistas, a quienes se veía con el pico y la pala
dispuestos a cavar su propia tumba y que han resistido, relegados,
eso sí, a la tercera posición. Parece que ha habido gente que se ha
creído de verdad lo del federalismo, una apuesta que se sacaron de
la chistera en el último momento. También habrá habido los que han
pensado que, entre derecha catalana y derecha española, el mal menor
era el mal socialista. Mas vale malo conocido...
No me imaginaba yo, y creo
que pocos lo hacían, que ERC subiera con tanta fuerza. Por lo menos
no tanta como para convertirse en segunda fuerza. Pero lo han
conseguido. Se han hecho fuertes en la oposición y ahora está por
ver si junto a CiU podrán sacar adelante una propuesta soberanista
que aglutine a todas las fuerzas políticas que están firmemente
convencidas que es lícito darle al pueblo catalán la oportunidad de
decidir su futuro.
La tercera sorpresa, el
ingreso de las CUP en el Parlament, ha sido como un soplo de aire
fresco. Un dejar la puerta abierta y que corra el aire en medio de la
corruptela instalada en el Parc de la Ciutadella y aledaños. Espero
que consigan hacer gala de su tesitura y que saquen a la luz los
trapos sucios que entre unos y otros van tapando.
Interesante ver un resumen
de las portadas, para hacerse una idea de como ven unos y otros el
panorama. Los medios de comunicación españoles están divididos
entre los que se alegran del hundimiento Masiánico, los que hacen
gala prudente y los que muestran un poco la realidad del momento,
todo dependiendo de la fuente de ingresos que permite tener la
rotativa en marcha. En el exterior también se hacen eco de la
jornada de ayer, haciendo un análisis que también depende de la
ideología del periodista, o de con quién se junte.
En fin, vamos a ver qué
nos depara el futuro. Nos esperan unos días que ya son costumbre,
días de dimes y diretes, de ahora sí y ahora no, de guiños o
miradas de desprecio.
En mi opinión, ayer se
dijo en las urnas que el pueblo catalán quiere decidir su mañana.
Por lo menos quiere que se le de la oportunidad de expresarlo por la
vía democrática, algo que cuesta mucho de entender más allá del
Sénia. También se expuso el descontento con las tijeras y que no
somos tontos.
Encuentro imprescindible
luchar por el objetivo del referéndum y no perder el rumbo
discutiendo con el ego por timón, algo muy difícil de hacer por no
decir imposible y que ha sido la lacra con la que ha convivido la
política catalana desde tiempos ha. ¡Y qué catastróficos
resultados no dio!
¡Ánimos!